La mujer embarazada es potencialmente un ser humano enfermo que requiere en ocasiones de procedimientos radiodiagnósticos (ecografía,
placa simple,
TAC y RM).
La irradiación diagnóstica y el uso de contraste intravenoso (CIV) en estudios de TAC y RM,
inquieta por los posibles efectos adversos sobre el feto,
lo que puede dar origen a sugerencias poco acertadas como demorar o considerar inapropiada la realización de estudios radiológicos o,
incluso,
recomendar la interrupción del embarazo.
El efecto de la radiación ionizante en el embrión y el feto varía en función de la edad gestacional y de la dosis absorbida.
Según la edad gestacional la radiación ionizante puede inducir a:
- En las primeras dos semanas de gestación: aborto.
- Entre la 3ª-8ª semanas: anomalías esqueléticas,
oculares o retraso del crecimiento.
- Entre la 9ª-25ª semanas: desde disminución del coeficiente intelectual hasta retraso mental severo.
- En el periodo restante: aumento del riesgo de cáncer infantil.
En cuanto a la dosis recibida:
- Los estudios de radiografía simple,
fluoroscopía y TAC de zonas del cuerpo que no incluyen abdomen y pelvis implican una radiación fetal por debajo de 1 mSv.
- Los que incluyen estas zonas,
podrían representar dosis moderadas para el feto,
pudiéndose llegar a dosis mayores de 50 mSv si el procedimiento no se optimiza adecuadamente.
En caso de requerirse un estudio de TAC que incluya la pelvis o el abdomen se hace necesario optimizar los parámetros de adquisición (espesor de corte y pitch),
de forma que si se realizan de forma adecuada,
rara vez exceden la dosis de 25 mGy siendo el riesgo absoluto de efectos nocivos fetales insignificante en dosis inferiores a 50 mGy.
Como actitud general,
ante un estudio de imagen que implique el uso de radiación ionizante,
es prudente considerar como embarazada a cualquier mujer en edad de procrear,
sobre todo si existe una duda razonable y/o el periodo menstrual se encuentra ausente o retrasado Fig. 1.
En líneas generales todos los algoritmos de diagnóstico por imagen de las patologías no obstétricas que con mayor frecuencia se dan en las gestantes se basan en dos principios:
- Emplear en primer lugar estudios que no utilizan radiaciones ionizantes (Eco y RM).
- Si éstos no son concluyentes o no se encuentran disponibles (como puede ser el caso de los estudios urgentes y la RM) y se precisa de más pruebas de imagen para orientar el diagnóstico,
se podrían utilizar técnicas que empleen radiaciones ionizantes (habitualmente TAC) tras una valoración individualizada de la relación riesgo-beneficio y optimizando el procedimiento con objeto de que la dosis fetal recibida sea la menor posible.
Según se recoge en la publicación 84 de la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP),
la estimación de dosis fetal sólo será necesaria en estudios radiológicos que utilicen altas dosis en los que el feto se encuentre en el haz directo de radiación si bien sería recomendable su cálculo siempre que sea posible.
El Real Decreto (RD) 815/2001 sobre la justificación del uso de las radiaciones ionizantes para la protección radiológica de las personas con ocasión de exposiciones médicas,
en su artículo 5,
establece la necesidad de prestar especial atención a la justificación de la realización de pruebas de imagen con radiación ionizante en las mujeres en edad de procrear en las que no sea posible descartar un embarazo,
en especial en aquellos casos en los que el estudio incluya la región abdominal o pélvica.
En estos casos recomiendan valorar el tipo de examen,
la urgencia del mismo y la optimización de la técnica,
teniendo en cuenta la exposición de la futura madre y en especial la del feto.
El artículo 6 del mismo RD señala a el/la radiólogo/a como responsable de valorar la correcta indicación del procedimiento radiológico así como de definir alternativas al mismo que impliquen menor riesgo radiológico o que carezcan del mismo.
IMPLICACIONES DE LAS DIFERENTES TÉCNICAS DE IMAGEN Y CONTRASTES EN LA MUJER GESTANTE:
A.- ECO y embarazo:
Hasta la fecha no se conocen efectos adversos fetales relacionados con esta técnica de imagen si bien se aconseja el uso juicioso de Doppler acortando los tiempos y disminuyendo el acoustic output en la medida de lo posible.
B.- RM y gestación:
El Comité de Seguridad de la Sociedad de Imagen por Resonancia Magnética en sus recomendaciones generales establece que la RM es una técnica de imagen que puede ser utilizada en la gestante siempre y cuando otras técnicas de imagen no ionizantes no resulten adecuadas y tras una correcta evaluación del riesgo-beneficio para cada caso en particular.
Hasta la fecha no se conocen efectos nocivos fetales derivados de su uso,
si bien la mayor experiencia con la que contamos a dia de hoy es la relacionada con estudios realizados con equipos de intensidad de campo magnético no superior a 1.5 T.
En líneas generales se desaconseja el uso de equipos con campos magnéticos de 2.5 T o mayores ya que la experiencia es menor.
A pesar de que no hay evidencia de riesgo fetal,
algunas organizaciones internaciones recomiendan ser prudentes en el primer trimestre del embarazo.
Se trata por tanto de una prueba de imagen podría ser utilizada en embarazadas más allá del primer trimestre aunque su uso en los estudios urgentes suele ser limitado ya que no suele estar permanentemente disponible,
precisa de tiempos de exploración más dilatados y resulta con frecuencia incompatible con determinados dispositivos de soporte que contienen material metálico.
C.- Placa simple y TAC en gestantes:
La exposición a la radiación estimada es baja si el feto queda fuera del territorio explorado y la técnica se realiza adecuadamente: los estudios de cráneo,
columna cervical,
tórax y extremidades (excluidas pelvis y caderas) se podrían realizar en la gestante,
de ser imprescindibles para el diagnóstico y no demorables en el tiempo Fig. 2 y Fig. 3.
En algunas situaciones clínicas podría ser necesaria la realización de estudios que incluyan la región abdomino–pélvica,
como sería el caso de la existencia de patología abdominal aguda con estudio ecográfico no concluyente.
Estos estudios se realizarían tras una adecuada valoración particular de los riesgos-beneficios minimizando en lo posible la dosis fetal Fig. 4.
D.- Uso de contraste iodado durante la gestación:
Es conocido que el feto se ve expuesto a este tipo de contraste ya que atraviesa la barrera placentaria.
La Food and Drug Administration (FDA) clasifica los contrastes iodados con un nivel de seguridad “B” en la gestante,
esto es que en los estudios experimentales con animales no se han objetivado efectos nocivos en el feto.
En cualquier caso no existen estudios con mujeres gestantes y se admite su uso siempre que sea necesario para llegar a un diagnóstico definitivo.
Un potencial efecto nocivo conocido sería la depresión de la función tiroidea fetal.
E.- Contrastes paramagnéticos iv (Gadolinio) y embarazo:
Se han realizado estudios con fetos animales en dosis de 2 a 7 veces mayores a las habitualmente empleadas en los estudios con humanos con resultado de retraso del crecimiento y anomalías congénitas.
Sin embargo,
hasta la fecha no se conocen efectos adversos en fetos humanos con las dosis usadas habitualmente por lo que sería posible usarlos en las dosis habituales con cierto margen de seguridad en estudios no demorables, tras una correcta evaluación del riesgo-beneficio para cada caso.
ESTUDIOS DE IMAGEN EN LAS PRINCIPALES PATOLOGÍAS NO OBSTÉTRICAS FRECUENTES DURANTE LA GESTACIÓN:
1.- Estudios de imagen ante la embarazada con sospecha clínica de tromboembolismo pulmonar (TEP):
El TEP es 5 veces más frecuente en gestantes debido al estado de hipercoagulabilidad propio del embarazo y a la ectasia venosa asociada Fig. 5.
El dímero D no puede emplearse como método de screening durante el embarazo ya que éste se eleva progresivamente a lo largo del mismo y pierde por ello su especificidad cuando se emplean parámetros de referencia habituales (para no gestantes).
En la actualidad se estudia la posibilidad de establecer valores de normalidad para cada trimestre de gestación que permitan la interpretación de esta determinación analítica en la gestante.
Cuando se sospecha clínicamente un TEP podría ser de utilidad la realización de ecografía venosa de miembros inferiores,
ya que de confirmarse la existencia de trombosis venosa profunda,
se iniciaría tratamiento anticoagulante (mismo tratamiento que para el TEP) evitando de esta forma la realización de angio TAC de tórax Fig. 6.
De ser preciso la realización de éste último para el diagnóstico difinitivo de TEP en gestantes,
sería preciso procurar la menor dosis fetal posible,
para lo que son recomendables las siguientes modificaciones de la técnica que habrá que realizar procurando obtener la mejor calidad de imagen posible Fig. 7:
-
Límite inferior del estudio justo por debajo del apéndice xifoides (excluyendo el abdomen).
-
Aumento del pitch.
-
Colimación con exclusión de las zonas laterales.
-
Aumento del kilovoltaje y disminución del miliamperaje.
-
Empleo de delantal plomado con protección del abdomen: aunque no evita la radiación dispersa generada dentro del cuerpo de la paciente proporciona al menos protección para el abdomen con respecto a la radiación dispersa externa.
2.- Imagen en apendicitis aguda:
Se trata de la patología quirúrgica de causa no obstétrica más frecuente en la gestante.
Su retraso en el diagnóstico se asocia a mayor riesgo de perforación que en no gestantes.
Ante la sospecha clínica de apendicitis se recomienda iniciar el estudio de imagen con ecografía (ayuda la posición en decúbito lateral izdo.),
teniendo en cuenta que en gestantes se produce una rotación y migración superior del apéndice.
Si el estudio no es concluyente y la clínica es sugestiva se podría optar por confirmar la sospecha clínica mediante la realización de TAC Fig. 8 o RM Fig. 9, siempre tras una correcta evaluación riesgo-beneficio.
3.- Urolitiasis:
Se trata de la causa más frecuente dolor de origen no obstétrico y es la primera causa de ingreso por patología no obstétrica en la gestante.
Es importante diferenciar la verdadera hidronefrosis de causa obstructiva de la hidronefrosis fisiológica secundaria a los cambios propios del embarazo.
La presencia de líquido perirrenal y de aumento de tamaño renal son sugestivas de hidronefrosis obstructiva Fig. 10 mientras que la hidronefrosis fisiológica del embarazo suele tener predominio derecho siendo sugestiva de la misma la obstrucción selectiva a nivel del tercio medio del uréter por compresión extrínseca por parte del útero distendido.
Ante la sospecha clínica de urolitiasis nuestros estudios de imagen deben comenzar con la realización de una ecografía transabdominal.
El estudio Doppler además puede aportar información sobre el índice de resistencia intrarrenal (confirma la existencia de hidronefrosis obstructiva cuando se eleva por encima de 0.70) y ayuda a visualizar el jet ureteral Fig. 10.
Para esto último se recomienda colocar a la paciente en decúbito lateral contralateral,
para evitar falsos positivos con compresión de la vía urinaria por el feto.
La ecografía transvaginal puede ser de utilidad para visualizar las litiasis alojadas en el región distal del uréter cuando la ecografía abdomino-pélvica es normal o no concluyente y la clínica es muy sugestiva.
Si la ecografía no es de utilidad para el diagnóstico definitivo,
se podría optar por confirmar la sospecha clínica mediante la realización de TAC abdominopélvico sin contraste,
tras una correcta evaluación individualizada del riesgo-beneficio Fig. 11.
4.- Politraumatismo en gestante:
Se trata de la primera causa de muerte materna de causa no obstétrica.
Los cambios fisiológicos que se producen en el embarazo pueden enmascarar los daños.
La muerte fetal puede producirse tanto en traumas leves como en graves.
Por este motivo,
ante una gestante que haya sufrido un traumatismo abdominal importante es necesario su estudio mediante pruebas de imagen urgentes de forma que la posible radiación fetal recibida no impida ni retrase la realización de las mismas.
Como es habitual se recomienda iniciar el estudio mediante ecografía abdominal,
que se considera positiva si se aprecia líquido libre abdominal (en las gestantes se suele acumular en cuadrantes superiores laterales y pelvis) o lesión visceral.
Hoy por hoy no existen estudios que recomienden la realización de TAC abdominal en los casos de traumatismo abdominal directo en gestantes con ecografía normal si bien es conocido que el estudio mediante TAC tiene mayor sensibilidad para visualizar líquido libre intraperitoneal o roturas viscerales.
La RM sería una teórica alternativa al TAC pero como ya se ha mencionado,
no suele estar permanentemente disponible,
precisa de tiempos de exploración más dilatados y es incompatible con dispositivos de soporte que contienen material metálico,
por lo que no suele ser de ayuda en los casos de mayor urgencia y gravedad.