La mayoria de las lesiones quísticas pancreaticas se detectan de manera incidental en pruebas de imagen realizadas por cualquier otro motivo y cuando son sintomáticas,
se suelen presentar como dolor abdominal de localización epigástrica.
Los pseudoquistes normalmente se producen durante una pancreatitis aguda o se desarrollan de manera insidiosa en el curso de una pancreatitis crónica.
En los últimos se ha producido un incremento en la detección de estas lesiones por el mayor uso y la mejora en las tecnicas de imagen.
Este hecho puede aumentar el número de intervenciones quirúrgicas injustificadas,
ya que solo el 1% de estas lesiones son malignas,
por ello,
es importante caracterizar las neoplasias quisticas del páncreas y diferenciarlas,
principalmente de los pseudoquistes.
La mayoria de los tumores quísticos pancreáticos tienen datos de imagen característicos.
Además de la edad y de los factores de comorbilidad del paciente,
el manejo de éstas lesiones depende de sus características de imagen,
tamaño y localización,
así como de la presencia de contenido sólido.
La TC suele ser la prueba de imagen inicial para detectar y caracterizar dichas lesiones.
La RM y la colangioRM pueden ayudar en la evaluación del contenido interno del quiste y demostrar si existe comunicación de la lesión con el conducto pancreático.
Según su morfología se clasifican en: quistes uniloculares,
lesiones microquísticas,
lesiones macroquísticas y quistes con componente sólido.
El manejo de cada una de estas lesiones va a ser distinto.
-Los quistes uniloculares suelen corresponder a pseudoquistes,
otras lesiones que se pueden presentar como quistes uniloculares son la neoplasia mucinosa papilar intraductal (NMPI),
cistoadenomas serosos y quistes linfoepiteliales.
Cuando existe una historia previa de pancreatitis,
suelen corresponder a pseudoquistes.
Los pseudoquistes presentan una fina capsula periférica con un realce uniforme tras la administración de contraste (figura 1).
Pueden presentar complicaciones como infección,
hemorragía o ruptura (figura 2 y 3).
Cuando existe una comunicación con el conducto pancreatico principal pueden corresponder a NMPI.
Cuando se aprecian multiples quistes uniloculares suelen corresponder también a pseudoquistes (fig 4), si no existen antecedentes de pancreatitis, hay que valorar diferentes patologías como enfermedad de Von Hipple Lindau o raramente la NPMI.
Si no es posible la diferenciación mediante pruebas de imagen y el paciente presenta síntomas,
está indicada la aspiración del quiste mediante ecografía endoscopica o la resección quirúrgica del mismo.
Cuando no existen sintomas se propone seguimiento evolutivo de los mismos mediante TC o RM.
- La única lesión incluida entre las lesiones microquísticas es el cistoadenoma seroso,
esta lesión está compuesto por múltiples quistes de tamaño variable.
Una cicatriz central estrellada con calcificación se puede ver en el 30% de los casos mediante TC o RM y se ha descrito como característica de estas lesiones (fig 5).
Cuando el tumor está compuesto por múltiples quistes microscópicos,
puede tener una apariencia sólida en el estudio mediante TC.
La variante macroquística u oligocistica de esta neoplasia es poco frecuente,
pero cuando ocurre resulte dificil de diferenciar de la neoplasia quistica mucionosa que describiremos posteriormente. Dada la naturaleza benigna de estas lesiones,
el seguimiento mediante pruebas de imagen suelen ser suficiente.
- Las lesiones macroquísticas incluyen los quistes multiloculares y entre las neoplasias quisticas se incluyen la neoplasia quística mucinosa y NMPI.
Las neoplasias quisticas mucinosas son benignas pero con potencial de malignidad,
se localizan normalmente en el cuerpo y la cola del páncreas y pueden ser uniloculares (fig 6 y 7) aunque,
lo más frecuente,
es que sean multiloculares con varios quistes mayores de 2 cm.
Pueden contener detritos o hemorragía,
septos y una pared interna,
hallazgos que se diferencian mejor en RM.
El realce de la pared del quiste o de los septos internos puede estar presente tras la administración de contraste intravenoso (fig 8).
Aunque no es un hallazgo frecuente,
la calcificación periférica en cáscara de huevo es específica del tumor mucinoso y es altamente predictiva de malignidad.
En muchos casos se presenta de manera asintomática y cuando produce síntomas,
son debidos al efecto masa en las tumoraciones de gran tamaño. Dado su potencial de malignidad,
el tratamiento de ésta lesión consiste en la resección quirúrgica.
La NPMI es una proliferación papilar secretora de mucina del epitelio que recubre los conductos pancreáticos.
Se clasifican según si producen dilatación del conducto pancreatico principal,
de sus ramas secundarias o de ambos (mixtos).
La NPMI de ramas secundarias es la más frecuente y asienta sobre todo en el proceso uncinado,
aunque también pueden afectar a cuerpo y cola.
En las pruebas de imagen se presenta como una agrupación de pequeños quistes con márgenes lobulados y septaciones (fig 9).
El diagnóstico de la NPMI se basa en la demostración de la comunicación de los quistes con el conducto pancreatico principal,
aunque la ausencia de comunicación no excluye el diagnóstico de esta patología. (fig 10).
La colangioRM es actualmente la prueba diagnóstica de elección para la valoración de esta tumoración.
-Los quistes con componente sólido,
normalmente corresponden,
bien a verdaderas neoplasias quísticas o a neoplasias sólidas con degeneración quística.
Éstas últimas incluyen los túmores de células de los islotes,
tumores de celulas psuedopapilares,
adenocarcinoma de páncreas y metástasis.
La RM junto con la colangioRM se considera superior al TC helicoidal en la detección de nódulos murales. La mayoría de las lesiones son malignas o potencialmente malignas,
por lo que,
la resección quirúrgica suele estar recomendada (fig 11).