El colesteatoma adquirido del oído medio es una masa quística compuesta por células epiteliales productoras de queratina.
Puede estar localizado en oído medio,
epitímpano,
mastoides o ápex del seno petroso.
Histológicamente esta compuesto por tres capas:
- Contenido quístico: formado principalmente por debris y escamas de queratina.
- Matriz: formada por epitelio escamoso queratinizado.
- Perimatriz: formada por tejido de granulación.
Es la capa más externa y es la que está en contacto con el hueso.
Produce enzimas proteolíticas que provocan erosión ósea.
Existen varias teorías que intentan explicar el desarrollo del colesteatoma adquirido.
No se ha aceptado ninguna como mecanismo causante de todos los casos.
En lo que si se ha conseguido un consenso es en el hecho de que el epitelio escamoso queratinizado se extiende sobrepasando sus límites normales.
Es posible que el epitelio escamoso estratificado se implante en el oído medio como resultado de cirugía,
perforación timpánica,
cuerpos extraños o traumatismos.
En el caso de la otitis media crónica,
es posible que ocurra una metaplasia del epitelio cuboidal plano,
que normalmente reviste al oído medio,
hacia epitelio plano estratificado queratinizado como respuesta a la inflamación e infección crónica.
La semiología radiológica es característica.
En la TC se puede visualizar una masa de densidad de partes blandas que ocupa la porción superior del oído medio aunque puede llegar a ocupar toda la cavidad,
desplazando y erosionando la cadena osicular (Fig. 1 ),
el techo del tímpano,
el escutum,
el conducto del nervio facial y a los canales semicirculares (Fig. 2).
En la RM es posible diferenciar el colesteatoma de la otitis media crónica,
ya que el primero presenta restricción de la señal en las imágenes potenciadas en difusión single-shot turbo spin-echo. Además el colesteatoma presenta una apariencia hiperintensa con respecto al parénquima cerebral en las imágenes ponderadas en T2 (Fig. 3) e hipo a isointensa en las imágenes ponderadas en T1,
presentando un tenue realce periférico tras la administración de contraste paramagnético (Fig. 4).
Las complicaciones pueden ser intra o extracraneales y están determinadas,
principalmente por la erosión ósea local y por la diseminación de la infección desde el oído medio.
Las más frecuentes son: pérdida de audición,
fístula laberíntica,
parálisis facial,
otorrea supurativa,
y la cefalea. Entre las complicaciones encontradas con menos frecuencia están: vértigo,
absceso cerebral o cerebeloso,
empiema dural,
meningitis,
hidrocefalia,
rigidez nucal absceso subperióstico,
septicemia y trombosis del seno lateral.
La pérdida de audición de tipo conductivo es la complicacion más común,
dado que la afectación de la cadena osicular ocurre hasta en el 30% de los casos.
La fístula laberíntica puede estar presente hasta en el 10% de los pacientes con otitis media crónica asociada a colesteatoma.
Esta complicacion se localiza con mayor frecuencia en el canal semicircular horizontal (Fig. 3).
Esta complicación debe sospecharse en pacientes con sordera neurosensorial y también en aquellos con clínica vértiginosa de larga evolución.
La parálisis facial puede aparecer de manera brusca como consecuencia de una infección o de manera progresiva,
debido a la expansión del colesteatoma.
La zona afectada con mayor frecuencia es el ganglio geniculado debido a afectación del epitímpano anterior.
Las complicaciones intracraneales del colesteatoma pueden llegar a comprometer la vida del paciente.
Complicaciones infecciosas como el absceso subperióstico,
la trombosis del seno lateral y los abscesos intracraneales (Fig. 5) ocurren en aproximadamente el 1% de los pacientes afectados.
La otorrea supurativa,
usualmente asociada a cefalea y fiebre es un signo sugerente de afectación intracraneal inminente.
La presencia de cambios en el estatus mental,
rigidez nucal o deficits neurológicos,
pueden ser indicativos de la necesidad de una intervención quirúrgica urgente.
Complicaciones como el absceso epidural,
el empiema subdural,
la meningitis,
hidrocefalia (Fig. 6 ) y los abscesos cerebrales deben ser tratadas lo antes posible,
dada la alta morbilidad y mortalidad que representan para los pacientes afectados.