El traumatismo abdominal puede representar una amenaza para la vida del paciente,
por lo que requiere un diagnóstico y tratamiento rápido.
La exploración física no siempre puede proporcionar una correcta evaluación de la extensión de las lesiones,
en cambio el TCMC permite una rápida detección de la hemorragia abdominal y localización del punto de sangrado o causa del hemoperitoneo.
Utilizamos un TCMC de 16 detectores (Toshiba),
realizando los estudios con contraste intravenoso no iónico (Iopromida 300 mg I/ml) introducido mediante un inyector a un caudal de 2-4 ml/segundo a través de una vía periférica.
Posteriormente se realizaron reconstrucciones multiplanares y en tres dimensiones que permitieron localizar el punto sangrante o causa del hemoperitoneo.
Se revisaron los casos con sangrado abdominal activo diagnosticados en los últimos 12 meses,
analizando los hallazgos radiológicos típicos en el TCMD.
La mayoría de las hemorragias abdominales son secundarias a traumatismos a nivel abdominal (1),
como en el caso 1 y 2.
El caso 1 Fig. 1 se complicó con laceraciones renales y lesión de la arteria iliaca izquierda.
En cambio el caso 2 Fig. 2 con rotura esplénica.
El caso 3 Fig. 3 ,
es de una enferma psiquiátrica,
de 45 años,
con un intento de autolisis con hemoperitoneo secundario a lesión de la vena mesentérica inferior.
En otras ocasiones nos podemos encontrar con sangrados abdominales activos como síntoma de debut de una lesión neoplásica hepática.
El caso 4 Fig. 4 corresponde con un hemoperitoneo secundario a un sangrado espontáneo de una lesión hepática,
en un paciente cirrótico que consultó al Servicio de Urgencias por dolor abdominal y se le detectó un descenso del hematocrito sin signos de hemorragia digestiva.
En otras ocasiones el sangrado se produce en el postoperatorio inmediato,
como el caso 5 Fig. 5 ,
es un sangrado activo por una arteria epigástrica de una paciente intervenida de un cáncer gástrico.
La localización del vaso afecto es crucial para el tratamiento quirúrgico.
Y por último también la etiología infecciosa hay que tenerla en cuenta en la patología aórtica.El aneurisma inflamatorio es una variante del aneurisma ateroesclerótico,
que se caracteriza por cambios inflamatorios y/o fibrosis en las regiones periaórticas del retroperitoneo (2).
Estos cambios inflamatorios son probablemente debidos a reacciones locales de los componentes ateroescleróticos de la placa.
Esta entidad tiene importantes implicaciones clínicas,
ya que la fibrosis puede englobar a los uréteres,
duodeno y vena cava inferior,
complicando la reparación quirúrgica.
En nuestro caso 6 Fig. 6 ,
corresponde con un paciente de 80 años,
con anemia aguda y dolor en flanco izquierdo.
Se le detecto una periaotitis con una posible úlcera penetrante.
Dos semanas después,
el paciente volvió con dolor abdominal y se detectó un rotura del aneruisma inflamatorio con hematoma retroperitoneal y zonas de sangrado activo en su interior .