La utilidad de la RM como técnica básica en el estudio del sistema nervioso y locomotor está ampliamente aceptada. Aunque en los últimos años la introducción de la técnica en los diferentes protocolos de estudio de patología torácica y abdominal (cardíaca,
neoplasia de mama,
hepatocarcinoma i neoplasia de próstata y rectal) también se ha ido generalizando,
hay todavía un amplio abanico de patología abdominal y torácica en el que las indicaciones de la RM no son universales.
Esto se debe en parte a la menor accesibilidad a la técnica,
que enlentecería los procesos diagnósticos,
y también a la falta de estudios de coste-efectividad que aboguen por uso o substitución de otras técnicas como la TC.
En nuestro servicio disponemos de un equipo de RM desde el año 2005.
La puesta en marcha de la técnica ha implicado el rediseño de los protocolos de nuestro centro adaptando las necesidades de los clínicos a nuestras posibilidades.
Nuestra inexperiencia ha propiciado que en muchas ocasiones hayamos recurrido a la exploración de RM para solventar dilemas diagnósticos que nos presentaban otras técnicas como la TC.
Es por este motivo que a menudo hemos utilizado la RM como una técnica complementaria a la prueba de imagen aceptada en los protocolos,
sobrepasando las indicaciones consensuadas previamente.
Esto ha sido posible por la facilidad que hemos tenido en el acceso a la técnica y muchas veces por la curiosidad por explorar las posibilidades que nos ofrece la RM.
Hemos constatado el valor de la RM en la valoración de regiones anatómicas de difícil acceso o valoración por otras técnicas como pueden ser las regiones diafragmáticas,
y en la definición de los diferentes compartimentos abdominales definidos por las fascias y en la distribución de la patología según estos compartimentos.
Las diferentes secuencias de RM que nos proporcionan un contraste tisular e información “funcional” han sido también decisivas en la detección de patología no sospechada por otras técnicas de imagen e incluso ha condicionado la reorientación en la sospecha diagnóstica de la patología detectada.
Ésto ha supuesto redefinir en cada estudio las secuencias que nos aportan más información para poder incluirlas en los diferentes protocolos técnicos de forma estandarizada.
Éste es el caso de las secuencias de difusión que ya hemos incorporado en la mayoría de estudios abdominales ya que constatamos que aumentan la sensibilidad de la técnica en la detección de lesiones aunque en nuestro caso muchas veces nos haya confundido en cuanto a la orientación diagnóstica.
La aportación de la RM en la valoración diagnóstica en estos casos ha condicionado que nos hayamos planteado el incluir la técnica en algunos de los protocolos diagnósticos en nuestro centro.
Presentamos una selección de casos en los que hemos utilizado la RM más allá de los protocolos habituales en los que la RM nos ha sido de utilidad para entender la patología y nos ha aportado información adicional o no sospechada con otras técnicas.
También presentamos casos en los que la RM no nos ha resultado útil o en los que incluso nos ha llegado a confundir.
Entre las utilidades de la RM destacaremos las que hemos encontrado en la valoración de complicaciones postquirúrgicas que implicaban fistulizaciones que no hemos podido demostrar por otras técnicas de imagen; en la valoración de lesiones ureterales de difícil acceso para los urólogos,
especialmente en aquellos casos de lesiones estenosantes en las que interesaba por un lado valorar el motivo y por otro, en caso de ser de origen neoplásico,
la extensión tumoral; en la valoración de colecciones de localización atípica en las que interesaba valorar posibles trayectos fistulosos que las justificasen; en la valoración de lesiones escrotales o peneanas más allá del contexto neoplásico; en la valoración del resultado postembolización de lesiones y en casos de dolor intenso sin causa aparente.
En relación a la difusión,
os mostramos casos en los que la difusión nos ha resultado útil en la detección de lesiones,
casos en que su interpretación nos ha llevado a diagnósticos erróneos más allá de la patología pélvica y casos en los que demostramos que aunque es una secuencia muy útil,
debe siempre ir acompañada de secuencias anatómicas y,
en muchos casos,
de estudio con contraste ev.
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