Se trató de 36 mujeres y 42 hombres [Fig. 2] con edades comprendidas entre los 34 y 88 años (media de 67 [Fig. 3]). En un 56% de los casos la causa del ictus se atribuyó una etiología cardioembólica,
en un 26% se encontró una condición ateroembólica subyacente y en un 18% de los pacientes la etiología fue indeterminada [Fig. 4].
La indicación del tratamiento correspondió a primera elección en 54% de los casos,
mientras el 46% restante a rescate endovascular tras trombolisis endovenosa [Fig. 5]. Un pequeño porcentaje correspondió a ictus del despertar (8,5%).
La puntuación media en la escala del NIHSS antes de proceder al tratamiento endovascular fue de 16.
En todos los casos se corroboró persistencia de oclusión vascular mediante angioTC realizado previamente al procedimiento.
En la mayoría de los casos (73%) la oclusión afectaba de manera aislada la ACM o la terminación de la ACI (TICA),
en un 9% de los casos solo existía oclusión de la ACI a nivel de su porción bulbar,
y en un 18% de los casos coexistia oclusión de la ACM y ACI proximal (tandem) [Fig. 6 ].
Todos los pacientes fueron tratados mediante trombolisis mecánica con aspiración,
balón,
Solitaire,
Trevo o combinaciones de ellos [Fig. 7].
Se produjeron 11 complicaciones relacionadas con el procedimiento [Fig.
8-32]:
- tres casos de ACM malignas (en pacientes en los que fracasó la recanalización o la indicación del tratamiento ya que se produjo un infarto maligno a pesar de una correcta apertura vacular),
- dos casos de hematoma en el lugar de la punción a nivel inguinal,
y
- seis hemorragias intracraniales,
de las cuales cuatro se identificaron en el seguimiento y dos durante el procedimiento. De las primeras,
dos casos se manifestaron como HSA,
mientras que los dos casos restantes sufrieron transformación hemorrágica del tejido isquémico.
De los casos de hemorragia intracranial durante el procedimiento,
uno corresponde a un paciente con ruptura de la ACM y el otro a un paciente en el que se observó sangrado al iniciar el procedimiento durante la primera serie angiográfica obtenida.
Se consiguió una recanalización correspondiente a TICI IIB-III en el 66% (51/77) de los casos [Fig.
34-44].
La puntuación media del NIHSS tras el procedimiento fue de 9.
La mortalidad global fue del 8% (6/77).
Posteriormente,
en la evaluación de los pacientes a los tres meses se observó que el 40% presentaba una puntuación en la escala de Rankin modificada ≤ de 2 y el 55% una puntuación ≤ de 3. De los pacientes con correcta recanalización (TICI IIB-III) a los 3 meses el 61% presentó buen pronóstico neurológico,
mientras que en los correspondientes a un TICI 0-I sólo lo hizo el 15%.