ABLACIÓN TÉRMICA POR RADIOFRECUENCIA
La ablación térmica es una técnica que consiste en elevar o bajar la temperatura de los tejidos hasta conseguir su destrucción.
Lo más frecuente es elevar la temperatura hasta conseguir la coagulación de células y tejidos,
lo cual se consigue con temperaturas que oscilan entre los 60-100º.
La energía de calentamiento o térmica que se utiliza para calentar los tejidos puede ser generada por distintos medios: microondas,
sonidos de alta intensidad,
laser,
radiofrecuencia,etc… aunque en nuestro medio la más usada es la radiofrecuencia.
La ablación térmica también incluye la crioterapia,
en la que la necrosis del tejido se consigue mediante congelación de los tejidos por temperaturas inferiores a los -20º,
aunque esta técnica es menos utilizada,
por lo que nos centraremos en nuestra experiencia con la ablación térmica por radiofrecuencia.
La ablación térmica por radiofrecuencia (ATR) guiada por imágenes es una técnica electro-quirúrgica rama de la oncología intervencionista que utiliza la aplicación directa del calor generado por radiofrecuencia para coagular y destruir tejido tumoral (es la tecnología más usada para la ablación térmica en el hueso,
el hígado,
riñón,
pulmón,
corazón,
mama,
ganglios linfáticos,
ganglios nerviosos y tejidos blandos).
Para su realización se precisa de una orientación guiada por imagen para colocar los electrodos en el tejido que deseamos destruir,
lo cual es fundamental para el éxito de esta terapia.
Se pueden usar distintas técnicas: eco,
tomografía computarizada ( TC ) o resonancia magnética (RM) aunque actualmente la TC se considera la más útil para el tratamiento de tumores óseos ya que:
· Está ampliamente disponible.
· Proporciona la adquisición de imágenes rápidamente.
· Permite una mejor resolución anatómica,
evitando daños a otros tejidos y las estructuras circundantes.
La orientación por imágenes de la ATR cuenta con varias fases:
· Obtención de imágenes PRE-PROCEDIMIENTO: sirven para la evaluación del volumen y la configuración del tumor,
para seleccionar el tamaño adecuado de la punta del electrodo y para la planificación de un enfoque seguro a la lesión que evite las estructuras neurovasculares sensibles.
· Obtención de imágenes INTRA-PROCEDIMIENTO: para la supervisión de las agujas introducidas durante el procedimiento y garantizar la correcta localización de la punta activa no aislada del electrodo.
· Obtención de imágenes POST-PROCEDIMIENTO: para el seguimiento de los pacientes después del tratamiento,
preferentemente por medio de resonancia magnética,
para reducir al mínimo la dosis de radiación.
PROCEDIMIENTO
El procedimiento se realiza normalmente bajo anestesia general o sedación del paciente,
aunque el bloqueo nervioso se puede usar cuando se tratan las extremidades.
Primero se obtienen imágenes de toda la lesión ósea y se selecciona cual es la ruta de aproximación más apropiada con el fin de obtener un tratamiento completo del tumor después de la menor cantidad posible de sesiones de ablación.
Cuando la ruta pasa cerca de estructuras anatómicas sensibles (vasos sanguíneos,
nervios) la aguja debe de introducirse cuidadosamente en pasos cortos seguidos de monitoreo por TC.
Primero se inserta una aguja intramuscular en el sitio seleccionado para guiar la entrada de la aguja más gruesa de vertebroplastia.
El procedimiento se realiza con monitoreo por TC de modo que cualquier desviación de la aguja de la ruta pueden ser corregidos.
La aguja se debe colocar en el hueso hasta contactar con el borde del tumor,
y a continuación se toma una biopsia para obtener tejido del tumor para su estudio y para la creación de un canal de entrada del electrodo de RF.
Se introduce el electrodo y se retira la guía para la cánula en lo posible para evitar su contacto con la punta del electrodo activo,
lo que podría calentar la cánula y quemar la vía y la piel.
Inmediatamente después (30-60 segundos),
la salida de potencia se incrementa a 90 ° C y la ablación en seco se lleva a cabo durante seis minutos.
En las lesiones grandes,
la aguja de vertebroplastia se mueve a otro sitio seleccionado,
repitiendo el procedimiento tan a menudo como sea necesario.
Un tratamiento típico de RF tiene una lectura de salida de menos de 10W y una impedancia de menos de 150Ω.
Una vez completado el tratamiento el electrodo de RF se retira y se aplica un pequeño vendaje sobre la piel.
Por medio de esta técnica se pueden realizar dos tipos de tratamientos:
· Tratamiento paliativo: el objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Ejemplo: tumores metastásicos o malignos.
La ATR es una interesante opción en los pacientes con cáncer con dolor refractario que no responden a las terapias convencionales ya que reduce el dolor y mejora la función y la calidad de vida de los pacientes con tumores óseos dolorosos.
· Tratamiento curativo: el objetivo es la destrucción completa del tumor.
Ejemplo: lesiones tumorales oseas benignas y lesiones similares a tumores .
Es el procedimiento estandar en el tratamiento de la mayoria de los osteomas osteoides.
Se puede aplicar como modalidad única o como complemento al tratamiento quirúrgico.
Actualmente se aplica para el tratamiento de:
· Tumores óseos benignos,
siendo el procedimiento inicial estandarpara el tratamiento curativo y definitivo del osteoma osteoide.
· Otros tumores óseos o blandos y pseudotumores.
· Como medida paliativa en el tratamiento del dolor en la enfermedad metastásica.
MATERIAL Y MÉTODOS
Presentamos nuestra experiencia en el tratamiento de tumores óseos con ablación térmica por radiofrecuencia (ATR) guiada por medio de TC durante los últimos 5 años,
tratando un total de 67 pacientes (4 con lesiones malignas y 63 con lesiones benignas),
de los cuales 45 eran hombres y 22 mujeres,
con una media de edad de 21,5 años.
A todos los pacientes se les realizó una EVA pre-ATR donde indicaban el dolor que les producía la lesión antes del tratamiento y otra EVA post-ATR para valorar el dolor después de la misma tras una media de 45,5 meses de seguimiento.
Tanto en la EVA pre-tratamiento como en la post-tratamiento se considero el 10 como “el peor dolor posible” y el 0 como “ausencia total de dolor” .