Revisamos retrospectivamente los trasplantes de menisco realizados en nuestro centro con un seguimiento mÃnimo de 1 año mediante radiografÃa,
resonancia magnética y/o artro-RM.
Se analizaron los resultados de 10 pacientes con una edad media 34,5 años (21-45).
Las indicaciones principales del trasplante meniscal se limitan a pacientes <50 años y con:
- sÃntomas postmeniscectomÃa
- dolor unicompartimental que no mejora con tratamiento conservador,
que imposibilita el desarrollo de las actividades que realizaba habitualmente el paciente y sin otros hallazgos patológicos relevantes
- lesión meniscal asociada a otra patologÃa (insuficiencia del LCA,
mala alineación,
signos de inestabilidad articular…)
El candidato ideal para un trasplante meniscal serÃa un paciente joven menor de 45 años,
con rodilla estable y deportista con antecedente de meniscectomÃa.
Las contraindicaciones son las siguientes:
- Artritis inflamatoria preexistente (AR)
- Enfermedad articular degenerativa,
postinfecciosa o metabólica.
- Obesidad
- Daños cartilaginosos importantes (degeneración articular avanzada (Outerbridge >2) (figuras 1 y 2)
- Cambios grado III-IV de Fairbank en tibia y fémur (lesiones "en beso") (figura 3).
Para la medición prequirúrgica del injerto meniscal,
la radiografÃa simple se ha demostrado como el método el más preciso (figura 4).
La técnica de obtención del aloinjerto puede disminuir el tamaño del mismo hasta un 10%:
El aloinjerto se obtiene del platillo tibial de cadáver (figura 5 y 6),
se conserva congelado a -80º,
manteniendo asà el colágeno pero se destruyen las células del donante (se quedan casi acelulares,
lo que condiciona un mÃnimo riesgo de rechazo inmunológico).
Dado la visualización limitada del campo quirúrgico que ofrece la artroscopia,
la preparación del aloinjerto requiere una localización precisa en el espacio para facilitar la orientación del cirujáno: con marcajes de cables de colores diferentes (figura 7) e identificando los cuernos anteriores y posteriores (figuras 7 y 8),
se procede a la preparación del aloinjerto para su correcta localización durante el procedimiento (figuras 8 y 9).
El lecho del injerto debe prepararse adecuadamente para facilitar la cicatrización.
Se efectúa un desbridamiento del remanente meniscal y del tejido cicatricia.
En la periferia,
se sutura el menisco a la cápsula.
El trasplante meniscal se practica artroscópicamente (figura 9) asistido con pequeñas inicisiones cutáneas (<12mm).
Las técnicas estándar se basan en la sólida fijación ósea de los cuernos meniscales (figura 11).
Existen métodos diferentes para los dos meniscos permite una ubicación anatómica correcta de los cuernos meniscales:
- Para el menisco interno se utiliza el método con doble pastilla ósea; Se perforan túneles en los sitios anatómicos correspondientes de los cuernos meniscales del receptor,
y las pastillas óseos se insertan en el hueso huésped con suturas pasadas a través de los túneles que se atan alrededor de un puente anterior de hueso tibial.
- Sin embargo,
dado la proximidad de los cuernos del menisco lateral se utiliza la técnica del "ojo de cerradura",
en la que se coloca un injerto que tiene un puente óseo conectando los cuernos anterior y posterior.
Este bloque de hueso,
o puente,
se conforma y adapta a un túnel de forma similar ("ojo de cerradura") labrado en la meseta anterolateral del receptor.
El mantenimiento de la inserción natural del menisco al hueso reduce el riesgo de extrusión del injerto hacia la gotera medial y lateral,
que conduce a su fracaso.
Asimismo,
las inserciones nativas permiten una movilidad correcta del menisco.