La secreción por el pezón supone el tercer síntoma más frecuente de consulta en una unidad de patología mamaria,
tras el nódulo palpable y el dolor mamario.
Las características de la secreción mamaria permiten clasificarla como “no patológica” y “patológica”.
Al primer grupo pertenece la secreción lechosa o verdosa bilateral que emana de varios orificios ductales,
que con frecuencia sólo aparece a la expresión del pezón y que generalmente se debe a cambios fibroquísticos o a ectasia ductal.
Sin embargo,
la secreción “patológica” es aquella secreción espontánea,
unilateral,
que emana de un solo orificio ductal y es clara,
serosa,
serosanguinolenta o francamente sanguinolenta Fig. 1.
La causa más frecuente de éste tipo de secreción es un papiloma intraductal,
si bien puede ser una manifestación de un carcinoma (5 -20% de los casos).
La paciente con una secreción “patológica” requiere una evaluación diagnóstica apropiada con el objetivo de diagnosticar una posible lesión de asiento intraductal que requiera tratamiento.
La primera prueba de imagen a realizar es una mamografía,
pero por lo general no permite identificar la lesión causante de la secreción,
debido a que suelen ser de pequeño tamaño y a la ausencia frecuente de calcificaciones asociadas.
La mamografía muestra hallazgos de sospecha en un 50 – 90 % de los casos en los que la secreción es debida a un carcinoma,
y en menos del 50 % cuando se asocia a un papiloma benigno.
Los hallazgos mamográficos que pueden identificarse son: conductos retroareolares distendidos,
nódulos,
calcificaciones periductales,
retracción del pezón y microcalcificaciones sospechosas de malignidad.
Si la mamografía no ha permitido identificar la lesión causante de la secreción,
la segunda prueba que se realiza es la ecografía.
Si se demuestra una lesión de crecimiento intraductal,
la galactografía raramente aporta información adicional útil.
La identificación ecográfica de una lesión intraductal permite también plantear la posibilidad de una extirpación con sistema de biopsia asistido por vacío,
con un objetivo tanto diagnóstico como terapéutico (en el caso de un papiloma intraductal benigno).
Si la ecografía no muestra una causa definitiva,
la galactografía resulta de utilidad,
sobre todo cuando no existe ectasia de los conductos centrales y en los papilomas de localización periférica.
La galactografía (Fig. 2 y 3)puede mostrar ectasia ductal,
cambios fibroquísticos,
defectos de repleción (únicos o múltiples),
“amputación” de un conducto e irregularidades en el contorno de la pared ductal.
Aunque clásicamente se ha considerado que no hay hallazgos específicos en la galactografía que permitan diferenciar una causa benigna (papiloma) de un carcinoma, algunos estudios sugieren que existen una serie de hallazgos sugestivos de malignidad,
como la estenosis ductal,
distorsión ductal,
irregularidad de las paredes del conducto y la presencia de múltiples defectos de repleción.
Una vez localizada la lesión intraductal,
la galactografía permite también localizar el conducto secretante con el objetivo de introducir una guía metálica intraductal para su localización en una biopsia quirúrgica.
En el caso de que no se haya identificado la causa de la secreción patológica mediante el resto de las técnicas de imagen,
se puede plantear realizar una RM.
Los hallazgos en la RM son superponibles a los descritos para la galactografía.
Se ha realizado una revisión de los diferentes hallazgos en imagen de todas aquellas pacientes que acudieron a nuestra unidad entre 1997 y 2010 con secreción mamaria patológica (67 pacientes) (fig.
4 a 16)