▪ Recordar la variabilidad de los hallazgos ecográficos,
por TC y por RM de acuerdo al estadio evolutivo de la lesión infecciosa (flemón-absceso) y la aportación de dichas técnicas (localización,
distribución y patrón de diseminación) para filiar su etiología.
▪ Las colangitis sépticas secundarias a litiasis biliar,
neoplasia o estenosis de las vías biliares suelen producir abscesos hepáticos múltiples.
▪ De los diferentes mecanismos fisiopatológicos que participan en la génesis de los abscesos hepáticos,
destaca como vía más frecuente la diseminación portal.
▪ Siendo la etiología polimicrobiana la más frecuente,
tener en cuenta la Klebsiella pneumoniae como patógeno emergente,
especialmente si hay focos infecciosos a distancia.
▪ La aparición de un absceso hepático piógeno de etiología desconocida hace necesario descartar la existencia de una neoplasia colorrectal silente como posible puerta de entrada digestiva.
▪ El quiste hidatídico se puede infectar produciendo un cuadro clínico y unos hallazgos radiológicos totalmente superponibles a los de un absceso hepático.
▪ La punción,
aspiración,
inyección y reaspiración (PAIR),
es una técnica eficaz y segura en el tratamiento percutáneo del quiste hidatídico hepático.
▪ La presencia de una calcificación en el centro de un absceso debe hacer sospechar la posibilidad del absceso por Brucella.
▪ Tener presente la etiologia micótica,
micobacterias y gérmenes tales con Bartonella henselae,
citomegalovirus,
crypstosporidium en pacientes inmunocomprometidos.
▪ Destacar la aportación de la ecografía y la TC como técnicas de imagen guía de los procedimientos terapéuticos.
En la patología inflamatoria e infecciosa hepática es fundamental situar los hallazgos radiológicos en el contexto clínico global del paciente (signos,
síntomas,
alteraciones analíticas,
datos epidemiológicos y estado inmunológico) para llegar al diagnóstico correcto,
optimizando el manejo del paciente y permitiendo aplicar el tratamiento médico y/o intervencionista adecuado.