El Uro TC se define como un examen diagnóstico optimizado para estudiar riñones,
uréteres y vejiga mediante TC multidetector empleando cortes finos,
contraste IV y que incluye siempre una fase excretora.
Existen por tanto diferentes posibilidades a la hora de realizar un Uro TC,
siempre debe incluir fase excretora pero ésta se puede obtener conjunta o independientemente de la fase nefrográfica (bolus dividido vs bolus único) y no siempre será necesario realizar fase sin contraste.
Hay que tener en cuenta también el problema que supone la radiación del estudio al realizarse varias series y es importante ajustar los parámetros de adquisición y reconstrucción para obtener una adecuada calidad de imágenes.
Bolus único vs Bols dividido (Figura 2)
El empleo de un bolus único de contraste conlleva la obtención independiente de las fases nefrográfica y excretora lo que supone un incremento en la dosis de radiación del estudio.
La ventaja que aporta es que permite un estudio completo abdominopélvico,
lo cual es especialmente útil en el caso de que se diagnostique una neoplasia ya que se pueden detectar lesiones metastásicas.
Cuando el contraste se administra en dos momentos diferentes separados en el tiempo (bolus dividido) es posible obtener conjuntamente las fases nefrográfica y excretora lo cual conlleva una disminución en la radiación del estudio.
El problema es que no permite evaluar adecuadamente si existe realce de lesiones y se dificulta la valoración hepática (posible enmascaramiento de lesiones) por lo que es mejor realizar bolus dividido cuando no haya sospecha de malignidad.
¿Fase sin contraste? (Figura 3)
La fase sin contrate se realizará siempre que se emplee bolus único (en caso de que se sospeche lesión maligna ya que nos permite evaluar su densidad antes de la administración de contraste y la posible captación de la misma).
En el caso de bolus dividido es necesaria:
- Para detectar litiasis
- Para evaluar posibles colecciones intrabdominales (pej,
estudios postcistectomía)
Dosis de radiación (Figura 4)
La desventaja del UroTC con respecto a la urografía intravenosa clásica radica en la dosis de radiación que recibe el paciente por lo que es muy importante ajustar al máximo la dosis empleada.
En la fase sin contraste siempre utilizamos baja dosis (50 mAS) ya que es suficiente para detectar litiasis y medir densidades basales de las lesiones o colecciones que encontremos y no es necesario una calidad óptima de la imágenes ya que posteriormente se obtendrán otras series.
Para las fases nefrográfica y excretora no se superan por lo general los 150 mAS puesto que es suficiente para obtener imágenes diagnósticas aunque hay que tener en cuenta que cuanto más obseso sea el paciente peor será la calidad de las imágenes.
Parámetros de adquisición y reconstrucción (Figura 5)
En nuestro hospital disponemos de un equipo de 6 detectores.
Empleamos un grosor de corte de 5 mm en la fase sin contraste mientras que para obtener reconstrucciones multiplanares es necesario disminuir el espesor de corte (3 mm) en la fase excretora y realizar reconstrucciones de 1,5 mm.
Con una hidratación adecuada del paciente obtenemos una buena distensión de los uréteres y de la vejiga
Teniendo en cuenta estos factores en nuestro hospital hemos distinguido tres grupos de pacientes en función de la indicación diagnóstica con un protocolo de UroTc específico para cada grupo.
(Figura 6)
En el primer grupo,
cuando se sospechan causas benignas,
realizamos una sola fase (no es necesaria la fase sin contraste) y empleamos bolus dividido (Figura 7).
Este protocolo es especialmente útil para el estudio de anomalías congénitas ya que de esta manera se obtiene toda la información necesaria con la menor dosis de radiación.
(Figuras 8 y 9)
En el segundo grupo (causas intermedias) también se emplea bolus dividido pero añadimos una fase sin contraste ya que permite detectar litiasis y evaluar posibles colecciones intrabdominales (Figura 10).
Empleamos este protocolo en casos de estudio prelitotricia o de urolitiasis crónica (Figuras 11 y 12),
estudio postcistectomía (Figura 13),
estudio postnefrostomía (Figura 14) y se podría emplear en casos de hematuria sin factores de riesgo de carcinoma de células transicionales (CCT).
Se consideran factores de riesgo de CCT tener más de 40 años,
presencia de hematuria macroscópica,
ser fumador,
la existencia de antecedentes de CCT y la exposición profesional a productos químicos.
En el tercer grupo,
cuando se sospecha una causa maligna,
empleamos bolus único y realizamos fases sin contraste,
nefrográfica y excretora (Figura 15).
Este es el protocolo de elección en los casos de hematuria con factores de riesgo de CCT (Figuras 16 a 20)