GENERALIDADES
Las variantes anatómicas de la VCI se dan en un 3% de la población [1],
siendo la mayoría asintomáticas e incidentales.
La técnica de elección para el diagnóstico de estas variantes debido a su amplia disponibilidad,
reproducibilidad y resolución anatómica es el TC obtenido tras la inyección de contraste endovenoso a los 70 segundos.
El conocimiento de los diferentes tipos de variantes anatómicas por parte del radiólogo es útil para una interpretación correcta de las imágenes axiales,
y así evitar errores diagnósticos como una masa retroperitoneal o una adenopatía.
Los detalles anatómicos de la vasculatura son fundamentales para alertar al cirujano y al angiografista de fuentes potenciales de complicaciones tras las intervenciones.
Por tanto la evaluación pre-terapéutica mediante TC nos ayuda a elegir un procedimiento terapéutico óptimo.
El conocimiento de las intervenciones es esencial para dar una información apropiada a los cirujanos.
EMBRIOLOGIA
La embriología explica la existencia de variantes anatómicas de la VCI.
Cualquier anomalía en la regresión o persistencia de las venas embriológicas puede causar diferentes variantes anatómicas.
Existen tres pares de venas en el periodo embriológico que contribuyen al desarrollo de la VCI,
el cual se da entre la sexta y octava semana (Fig.
1).
Estas venas se hallan a ambos lados de la aorta y son,
en orden de aparición: vena posterior cardinal (rosa),
vena subcardinal (verde) y vena supracardinal (azul).
Existe otra vena embriológica importante,
la cual es única,
que es la vena vitelina (azul oscuro).
En condiciones normales se da una regresión de las venas izquierdas y de las comunicantes que cruzan la línea media y comunican los pares de venas.
Por otra parte,
la vena subcardinal y la supracardinal derechas y la vena vitelina persisten y dan lugar a la VCI en su posición normal (derecha).
Los segmentos que derivan de cada una son:
- Vena subcardinal: da lugar a la porción prerrenal de la VCI (infrahepática y suprarrenal).
- Vena supracardinal: da lugar a la porción infrarrenal de la VCI y se continúa como vena ácigos (derecha) y hemiácigos (izquierda).
- Vena vitelina: da lugar a la porción hepática de la VCI.
Existen una serie de canales anastomóticos que conectan los segmentos de la VCI.
La vena comunicante intersubcardinal conecta las dos venas subcardinales,
con un trayecto anterior a la aorta y caudal a la arteria mesentérica superior.
Esta vena persiste y da lugar a la vena renal izquierda.
Las venas comunicantes intersupracardinal e interposterior cardinal regresan.
Las venas ilíacas comunes derivan de la persistencia de las venas posteriores cardinales.
La anastomosis entre las venas supracardinal y subcardinal forma el segmento renal de la VCI.
La vena subcardinal (VCI infrahepática y suprarrenal) se anastomosa cranealmente con la vena vitelina (segmento hepático de la VCI).
La vena supracardinal derecha (VCI infrarrenal) se anastomosa caudalmente con las venas posteriores cardinales (venas ilíacas).
El uréter embriológico pasa posterior a la vena posterior cardinal y anterolateral a la vena supracardinal.
Revisamos las diferentes variantes anatómicas,
en qué procedimientos pueden ser relevantes y qué hallazgos patológicos pueden simular.
Ilustramos todo ello con imágenes de 11 pacientes obtenidas de nuestro centro.
Los pacientes se estudiaron desde el ápex pulmonar a pelvis.
Algunos TCMD se realizaron con contraste endovenoso y se evaluaron en fase venosa portal (60-70 segundos post-inyección de 100 mL de contraste a un caudal de 3-4 mL/s).
Los estudios no estaban dirigidos a buscar variantes anatómicas,
por tanto algunos TCMD se realizaron sin contraste endovenoso.
Se obtuvieron reconstrucciones multiplanares y tridimensionales.
VARIANTES ANATOMICAS
1.
VCI izquierda
La prevalencia de la VCI izquierda se halla entre 0.2% y 0.5% [2].
Es secundaria a una vena supracardinal izquierda persistente con una regresión de la vena supracardinal derecha.
La VCI izquierda recibe la vena renal izquierda,
y una vez se le ha unido cruza anterior a la aorta para continuarse con la VCI prerrenal derecha (Fig 2,
Fig 3,
Fig 4),
que se halla en su posición normal.
Esta variante no tiene traducción clínica.
Como el resto de variantes en general se debe diferenciar de adenopatías paraórticas.
Se debe dar esta información al cirujano,
ya que puede complicar una cirugía de aneurisma aórtico abdominal [3].
También dificulta la colocación de un filtro de VCI infrarrenal mediante un abordaje transyugular [4,5].
2.
VCI doble
La prevalencia de la VCI doble oscila entre un 1% y un 3% [2].
Su presencia resulta de la persistencia de ambas venas supracardinales.
La VCI izquierda acaba en la vena renal izquierda,
que cruza anterior a la aorta y se une a la vena renal derecha,
continuándose como una VCI derecha prerrenal normal (Fig 5,
Fig 6,
Fig 7),
aunque puede haber otras variantes dentro de la VCI doble,
las cuales explicamos en la sección 3 y 4.
Puede haber una diferencia de tamaño entre las dos venas.
La relevancia clínica de esta variante es que al ser un vaso aberrante puede confundirse con una adenopatía paraórtica,
como en la VCI izquierda,
especialmente si el estudio está poco contrastado o existe una trombosis venosa [6].
La VCI doble debe sospecharse en casos de tromboembolismo pulmonar que ocurre pese a la presencia de un filtro de VCI [2].
En este caso puede colocarse un filtro en la VCI común suprarrenal,
un filtro en cada VCI infrarrenal [1],
o bien realizar una embolización con coils de la VCI de menor calibre,
además del filtro de la VCI contralateral [5].
3.
VCI doble con vena renal derecha retroaórtica y continuación hemiácigos de la VCI
Resulta de la persistencia de la vena supracardinal torácica izquierda y de la intersupracardinal con un fallo de la anastomosis subcardinal-hepática derecha.
La VCI derecha drena en la vena renal derecha,
cruza posterior a la aorta y se une a la vena renal izquierda formando una continuación hemiácigos (Fig 8,
Fig 9).
Las diferentes vías de la continuación hemiácigos se exponen en la sección 6.
Esta variante puede confundirse con una masa mediastínica izquierda,
y además debe tenerse en cuenta en la planificación de cirugía de by-pass cardiopulmonar y en la cateterización cardiaca para evitar complicaciones.
4.
VCI doble con vena renal izquierda retroaórtica y continuación ácigos de la VCI
Esta variante es debida a una persistencia de las venas supracardinal izquierda y de la intersupracardinal,
con un fallo de la anastomosis subcardinal derecha-hepática [4].
La VCI izquierda se une a la vena renal izquierda y cruza posteriormente a la aorta,
uniéndose a la VCI derecha y continuando como vena ácigos en el espacio retrocrural (Fig 10,
Fig 11).
La significación clínica es la misma que en los casos de la sección 3.
5.
Interrupción de la VCI con continuación ácigos
La prevalencia de esta variante es sobre un 0.6% [4].
Es debida a un fallo de la anastomosis subcardinal derecha-hepática causando una atrofia de la vena subcardinal ipsilateral (VCI suprarrenal) [4].
El segmento hepático no está ausente realmente,
sino que drena directamente en la aurícula derecha.
La VCI infrarrenal pasa al espacio retrocrural,
se continúa en el tórax como vena ácigos y drena en la VCS normal (Fig.
12,
Fig 13,
Fig 14) [7].
Esta variante se halla asociada clásicamente a las anomalías de situs ambigous,
pero ha habido un aumento de la detección de esta variante en pacientes asintomáticos debido a los avances en las técnicas de imagen seccionales.
Un aumento de tamaño de la vena ácigos puede ser confundido con una masa paratraqueal derecha o una adenopatía retrocrural.
Es importante para planificar una cirugía de by-pass cardiopulmonar o una cateterización cardiaca para evitar complicaciones.
6.
Interrupción de la VCI con continuación hemiácigos
Como alternativa a la variante de la sección previa,
en los casos de VCI izquierda,
la VCI infrarrenal pasa al espacio retrocrural y continúa como vena hemiácigos (Fig 15) [4],
la cual cruza posterior a la aorta en el tórax a nivel del cuerpo vertebral T8 o T9 y se une a la vena ácigos (Fig 16).
Existen dos vías alternativas para la continuación de la hemiácigos: una continuación superior para unirse la vena coronaria vía una VCS izquierda persistente (Fig 17,
Fig 18a),
y una continuación a través de una hemiácigos accesoria que drena en el tronco venoso braquiocefálico izquierdo [1].
Ambas vías pueden confundirse con una masa mediastínica izquierda,
o con una disección aórtica en el caso de la continuación con una hemiácigos accesoria [4] (Fig 18b).
Puede ocurrir una ligadura accidental de la continuación de la hemiácigos con la ácigos en una VCI izquierda durante una cirugía torácica.
El significado clínico de la continuación hemiácigos es el mismo que en la sección previa.
7.
Ausencia de la VCI infrarrenal con preservación del segmento suprarrenal
Ésta es una variante extremadamente rara [8].
El origen de la ausencia de la VCI infrarrenal no es embriológico,
sino que es secundario a una trombosis de la VCI intrauterina o perinatal [5].
La porción suprarrenal se halla preservada (Fig 19).
El retorno venoso de las extremidades inferiores se da a través de las venas lumbares ascendentes,
las cuales se unen al sistema ácigos-hemiácigos a través de venas colaterales paravertebrales anteriores.
La relevancia clínica de esta variante es el riesgo de trombosis venosa profunda y de insuficiencia venosa crónica [8],
además de que los vasos colaterales aumentados de calibre pueden simular masas paraespinales (Fig 20).
8.
Vena renal izquierda retroaórtica
La prevalencia de esta variante se halla entre un 1.7% y un 3.4% [5].
La vena renal izquierda normal deriva de la vena comunicante intersubcardinal,
la cual cruza anterior a la aorta.
La vena renal izquierda retroaórtica se forma a partir de la vena comunicante intersupracardinal,
que cruza posterior a la aorta.
En este caso se da una regresión de la vena comunicante intersubcardinal (Fig 21).
Se debe tener en cuenta en la planificación de cirugía de nefrectomía y de aneurisma aórtico abdominal,
para evitar complicaciones.
También se puede confundir con una adenopatía [4] (Fig 22).
La compresión de la vena renal izquierda retroaórtica puede darse raramente (fenómeno del cascanueces),
y puede causar varices periureterales,
hipertensión y hematuria.
9.
Vena renal izquierda circumaórtica
Tiene una prevalencia del 2.4%-8.7% [5].
Es el resultado de una persistencia tanto de la vena comunicante intersubcardinal como de la comunicante intersupracardinal.
Se caracteriza por la presencia de dos venas renales izquierdas: una que cruza anterior a la aorta y superiormente,
y otra que cruza posterior a la aorta e inferiormente (Fig 23).
La vena adrenal izquierda drena en la vena renal superior y la vena gonadal izquierda drena en la vena renal inferior,
que cruza posterior a la aorta 1-2 cm inferior a la vena renal superior (Fig 24).
La relevancia clínica de esta variante es la misma que en el caso de la vena renal izquierda retroaórtica.
10.
Uréter retrocavo
También llamado uréter circuncaval.
Se debe a un problema de desarrollo de la VCI infrarrenal,
la cual se desarrolla a partir de la vena posterior cardinal derecha (que es anterolateral al uréter),
en vez de derivar de la vena supracardinal derecha.
Esta anomalía siempre se da en la derecha y tiene un trayecto posteromedial a la VCI,
gira hacia la derecha y se hace anterior a la VCI y a los vasos ilíacos derechos (Fig 25,
Fig 26,
Fig 27).
Puede ocasionar síntomas debido a una obstrucción parcial del uréter derecho que puede causar hidronefrosis o infecciones urinarias recurrentes.
Se puede tratar con una cirugía de recolocación del uréter anterior a la VCI [2].