El mesotelioma es un tumor raro pero con un pronóstico fatal.
Según los últimos estudios epidemiológicos,
su incidencia está aumentando pero su supervivencia no mejora pese a las nuevas opciones terapeúticas.
El problema radica en la dificultad de desarrollar un sistema internacional para la estadificación que sea capaz de determinar la supervivencia por estadios,
predecir el pronóstico,
estandarizar protocolos y crear una guía terapéutica.
Actualmente el sistema de estadiaje más utilizado es el creado por Butchart y revisado por Brigham/Dana Farber Cancer Institute,
y el propuesto por el International Mesothelioma Interest Group,
basado en el TNM.
Cada uno de ellos tiene sus inconvenientes y sigue pendiente la aceptación unánime de un sistema de estadificación.
Desafortunadamente,
el estadiaje clínico no es totalmente fiable debido a que nuestra habilidad para medir parámetros como la afectación nodal,
invasión de la pared torácica o del pericardio está limitada por las técnicas de imagen actuales,
por lo que en algunas ocasiones,
no existe buena correlación clínico-patológica.
En general,
el estadiaje definitivo suele realizarse mediante técnicas invasivas quirúrgicas,
como la mediastinoscopia o la laparoscopia,
aunque esto es opcional y no se realiza en todos los centros.
De todas formas,
es obvio que las imágenes y por tanto el radiólogo,
juegan un papel fundamental en el diagnóstico y evolución de estos pacientes,
sobre todo en el inicio de su manejo.
La TC es nuestra herramienta fundamental para su diagnóstico y estadiaje.
Las principales manifestaciones del mesotelioma en TC son: engrosamiento difuso o nódularidad pleural,
derrame pleural y pérdida de volumen pulmonar,
así como su expansión a otras estructuras vecinas. Su papel principal consiste en seleccionar a aquellos pacientes que podrán ser candidatos a cirugía con intención curativa,
diferenciándolos así de aquellos que muestren criterios de irresecabilidad,
y que por tanto serán solo candidatos a tratamiento paliativo.
Sin embargo,
esta técnica tiende a infravalorar la extensión del tumor,
por lo que lo ideal es complementar el estudio con otras técnicas de imagen,
tales como la RM y la PET.
La RM nos ayuda a identificar la invasión del diafragma y la pared torácica,
mientras que la PET,
es muy útil para descubrir afectación nodal y metástasis ocultas.
Nuestra descripción de los hallazgos debe ser exquisita ya que,
en la mayoría de los casos,
de nuestro informe dependerá el tipo de tratamiento que recibirá el paciente. Actualmente se realizan tres tipos de cirugías distintas: dos con intención curativa,
la neumonectomía extrapleural y pleurectomía,
y como tratamiento paliativo,
la pleurodesis.
Si un paciente muestra criterios de irresecabilidad en el estudio de imagen,
las dos primeras opciones quedan descartadas.
Nuestra presentacion trata de ayudar al radiólogo en la detección de los hallazgos en la TC para tratar de evitar cirugías agresivas en pacientes que no se van a beneficiar de dicha terapia.
Estos criterios son:
* Tumor localmente avanzado que afecta a todas las superficies pleurales homolaterales (parietal,
mediastínicas,
diafragmática y visceral) Fig. 2 con al menos una de las siguientes características:
- Extensión difusa o masas multifocales de la pared torácica con o sin destrucción cortical. Fig. 3
- Invasión de cualquier órgano mediastínico.
Fig. 4
- Extensión a través de la superficie interna del pericardio con o sin derramen pleural o tumor que afecta al miocardio.
Fig. 5
- Invasión de la columna vertebral.
Fig. 6
- Invasión del diafragma Fig. 7 y peritoneo/retroperitoneo.
Fig. 8
- Extensión directa del tumor a la pleura contralateral.
Fig. 9
* Afectación nodal.
Fig. 10
* Metástasis a distancia.
Por tanto,
si el paciente no tiene ningún criterio de irresecabilidad en TC de los mencionados y cumple criterios de operabilidad (FEV superior al 45%,
función pulmonar aceptable,
no patología renal o hepática...),
podrá ser candidato a la Terapia Trimodal que consiste en cirugía curativa,
más quimioterapia más radioterapia.