El cáncer de mama ocupa en España el tercer lugar en cuanto a prevalencia después del cáncer colorrectal y de pulmón,
estimándose 15.979 casos nuevos al año (1).
Aunque no afecte directamente a la morbimortalidad,
la reconstrucción de la mama repercute enormemente en la vida cotidiana de las pacientes.
La detección precoz de esta patología además de aumentar la supervivencia permite optar por procedimientos quirúrgicos menos mutilantes y con mayores posibilidades reconstructivas que asemejan una mama sana y con resultados más duraderos (2,3).
Una de las nuevas técnicas reconstructivas que utiliza injertos autólogos es la llamada DIEP (acrónimo de las palabras anglosajonas deep inferior epigastric perforator),
en la que se emplea un colgajo microquirúrgico de ramas perforantes de la arteria epigástrica inferior para dar forma a la mama,
buscando la apariencia más natural posible.
Actualmente constituye la técnica de elección en pacientes con mamas previamente irradiadas o con complicaciones de cirugías anteriores (3-6).
Las perforantes de la arteria epigástrica inferior presentan numerosas variaciones anatómicas y topográficas que pueden dificultar y enlentecer la cirugía.
Un estudio vascular prequirúrgico,
además de ayudar a la planificación de la cirugía para seleccionar las perforantes más favorables,
disminuye el riesgo de complicaciones intra y postoperatorias,
ya que optimiza el tiempo quirúrgico evitando disecciones innecesarias (4-6).
La evaluación de las perforantes dependientes de las epigátricas puede hacerse con distintas técnicas de imagen,
como la ecografía Doppler color,
la angio-RM o la Angio-TC,
estas últimas con reconstrucciones y postprocesado tridimensional. En nuestro centro optamos por la Angio-TC,
aprovechando la disponibiliodad de un equipo Toshiba Aquileon de 64 canales que permite una excelente resolución espacial en tiempos cortos y es cómoda para la paciente (Fig. 1) (4-7).
Protocolo de adquisición de imágenes
La planificación del estudio vascular se inicia con 2 planos ortogonales en AP y Lateral para localizar la sínfisis del pubis (AP) y el relieve del omblogo (L).
Los cortes se seleccionan con una caja caudo-craneal entre la sínfisis del pubis hasta cinco centímetros por encima del ombligo.
Las imágenes se adquieren mediante técnica de disparo automático Sure-Start,
con el detector localizado en la bifurcación de la aorta abdominal,
umbral de disparo de 120 UH y retardo de 5'' para permitir un llenado óptimo de las epigástricas (Fig. 2).
El contraste intravenoso se inyecta mediante bomba a 5 ml/min (es importante la elección del acceso vascular y el calibre de la aguja),
con un volumen total de 80 ml.
Las imágenes se reconstruyen con un grosor de corte de 0,5 mm y con un intervalo de reconstrucción de 0,5 mm (4-6).
Postprocesado de imágenes
La fase de post-procesado se realizó con estaciones de trabajo Vitrea 2 ® de Toshiba,
realizándose reconstrucciones MPR,
MIP y 3D,
sin y con sustracción de partes blandas.
Se escoge en la reconstrucción 3D la ventana más adecuada para suprimir la grasa del tejido celular subcutáneo,
quedando visible el conjunto de músculo,
perforantes y plano cutáneo (
Se identifican los vasos perforantes en cortes axiales con flechas que luego se conservan en las reconstrucciones 3D (Fig. 3).
Se estudiaron con esta técnica 23 pacientes seleccionadas por el Servicio de Cirugía Plástica de nuestro Hospital para este tipo de reconstrucción. En el informe radiológico se incluyeron los hallazgos relevantes para el cirujano,
como el número,
localización,
trayecto,
calibre y longitud de las arterias perforantes epigástricas bilaterales,
señalándose las arterias más favorables y a que distancia se encontraban de la depresión umbilical,
ya que el cirujano toma este punto como referencia anatómica (Fig. 4 y Fig. 5) (4,6).
Se consideran características favorables:
- localización medial infraumbilical con un calibre mayor de 2 mm en cortes MPR.
- trayecto corto,
menor de 3cm.
- poco tortuosa.
En lo que respecta a las ramificaciones se las clasifica en tres tipos:
- el tipo I tiene un tronco único.
- el tipo II tiene una bifurcación final
- el tipo III presenta múltiples ramificaciones.
siendo los tipos I y II los más favorables ( Fig. 6 Fig. 7 Fig. 8 Fig. 9 Fig. 10 Fig. 11 Fig. 12 Fig. 13 Fig. 14 Fig. 15 ).
También debe tenerse en cuenta la presencia de otras patologías parietales que puedan entorpecer la cirugía como hernias y lesiones musculares (4,6).
Todas las pacientes incluidas en este estudio fueron intervenidas con éxito,
corroborándose los hallazgos radiológicos indicados por nosotros en los informes,
por lo que los cirujanos plásticos de nuestro centro incluyen siempre esta técnica en su protocolo prequirúrgico (Fig. 16 Fig. 17 Fig. 18 Fig. 19 Fig. 20 Fig. 21 Fig. 22) .
Bibliografía:
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