La ecografía es la técnica de elección en la valoración de lesiones quísticas de la mama.
Además de la caracterización nos permite realizar punciones y biopsias guiadas proporcionando un mayor rendimiento en la obtención de muestras.
Según su comportamiento podemos clasificar los quistes en tres grupos:
SIMPLE (BI-RADS II): anecoico,
de paredes finas y bien definidas.
Es susceptible de aspiración si producen clínica Fig. 1 .
La pneumocistografía disminuye la recurrencia y puede ayudarnos a identificar polos sólidos que habían pasado desapercibidos.
Las muestras obtenidas deben ser remitidas para estudio citológico,
con especial atención si la muestra es hemática.
COMPLICADO (BI-RADS III): contenido ecogénico y móvil,
paredes finas,
sin polos sólidos Fig. 2 .
Tienen un bajo riesgo de malignidad,
menor del 2%,
siendo menor del 0,2% en algunas series.
La movilización del paciente nos puede ayudar a distinguir entre polos sólidos y contenido ecogénico,
así como la presencia o ausencia de flujo Doppler color respectivamente Fig. 3 .
Abscesos,
cambios fibroquísticos,
metaplasia apocrina,
necrosis grasas,
papilomas,
galactoceles y seromas pueden presentarse como quistes complicados Fig. 4 .
El manejo varía entre el seguimiento y la aspiración según la historia clínica.
Se debe realizar aspiración en los casos de quistes sintomáticos,
de nueva aparición o que presenten crecimiento.
COMPLEJOS (BI-RADS IV): incluyen un amplio espectro de lesiones tanto benignas como malignas y requieren biopsia guiada,
ya que el riesgo de malignidad alcanza entre un 23% y un 31% según series,
llegando al 41% en los de tipo IV.
Se subdividen en cuatro grupos Fig. 5 :
(Los subtipos I,
II y III se clasifican como BI-RADS IVb,
los tipo IV como BI-RADS IVc)
La presencia de flujo Doppler color nos ayudará a dirigir la biopsia hacia los polos sólidos de la lesión,
no obstante la ausencia de flujo no significa que no se trate de un componente sólido Fig. 11 .