Un total de 118 pacientes fueron tratados endovascularmente por aneurismas de aorta abdominal.
De ellos 114 (96,6%) eran varones y 4 (3,4%) mujeres.
La edad media fue de 74 años (rango 55 - 89 años).
Eran ex-fumadores 65 pacientes (55,1%),
fumadores activos 25 (21,2%),
no fumadores 9 (7,6%) y no constaba el dato en 19 (16,1%).
Presentaban antecedente de hipertensión arterial 76 pacientes (64,4%),
diabetes mellitus 23 (19,5%),
dislipemia 57 (48,3%),
insuficiencia renal 14 (11,8%) y cardiopatía isquémica 36 (30,5%).
El motivo de la intervención fue por aumento del tamaño del aneurisma,
en pacientes con aneurismas conocidos y controlados periódicamente,
en 41 casos (34,7%).
La detección del aneurisma fue casual,
en individuos asintomáticos,
en 55 casos (46,6%).
Consultaron por dolor abdominal 8 pacientes (6,8%),
por bultoma 4 (3,4%) y presentaron rotura del aneurisma 5 (4,2%).
En 5 (4,3%) casos se trató de reintervenciones en pacientes con endoprótesis aórticas colocadas previamente,
3 de ellos por dilatación aneurismática ilíaca y los otros 2 por endofugas.
El tamaño de los aneurismas osciló entre 4,3 y 11,1 cm (media 6,2 cm) (Fig.
1).
Los valores promedios obtenidos en la analítica fueron: glucosa 110 mg/dl (rango 79-362),
urea 51 mg/dl (rango 13-222),
creatinina 1,3 mg/dl (rango 0,58-5,3),
actividad de protrombina 89% (rango 31-112),
hemoglobina 13,7 g/dl (rango 9,2-18,2),
hematocrito 40,7 (rango 27,5-54,5) y plaquetas 194 x10^9/l (rango 104-479).
La intervención fue programada en 109 casos (92,4%) y urgente en 9 (7,6%).
El tipo de endoprótesis fue aorto bi-ilíaca en 95 casos (80,5%) (Fig.
2),
aorto uni-ilíaca asociado a by-pass fémoro-femoral en 14 (11,8%) (Fig.
3),
aórtica en 2 (1,7%),
y extensiones ilíacas en pacientes con endoprótesis aórticas colocadas previamente en 5 (4,2%).
No se consiguió colocar la endoprótesis en 2 casos (1,7%),
en ambos porque no se logró que la endoprótesis progresara más allá del segmento ilíaco.
Durante la implantación de la endoprótesis falleció un paciente (0,8%),
que presentaba un aneurisma de aorta abdominal roto,
en el que tras colocar una endoprótesis aorto uni-ilíaca y realizar un by-pass fémoro-femoral se observó extravasación de contraste al saco aneurismático y al abdomen.
A pesar de realizar repetidas dilataciones y colocar una extensión proximal no se consiguió contener la hemorragia y el paciente falleció.
En un caso se produjo un desgarro de la arteria ilíaca primitiva izquierda al liberar la rama correspondiente de la endoprótesis,
que requirió reparación con Dacron.
En un caso se produjo una rotura de la arteria femoral común que fue suturada.
Se produjo una trombosis de la endoprótesis durante el procedimiento en un caso,
que precisó extracción de los trombos con balón de Fogarty.
En un paciente se produjo una disección aórtica desde el punto de anclaje proximal de la endoprótesis hasta la aorta torácica,
a la altura de la salida de la arteria subclavia izquierda,
resolviéndose mediante la colocación de una endoprótesis de aorta torácica.
Por último,
en un paciente en el que la implantación de la endoprótesis fue dificultosa por elongación aórtica marcada se produjo un hematoma retroperitoneal (Fig.
4).
Durante el periodo de ingreso se produjeron las siguientes complicaciones: picos febriles transitorios en 10 pacientes (8,5%),
requirieron transfusión 3 pacientes (2,5%),
deterioro de la función renal temporal en 3 (2,5%),
en un caso el deterioro de la función renal requirió iniciar diálisis,
formación de seromas/hematomas inguinales en 3 (2,5%) (Fig.
5),
infección de la herida quirúrgica en 3 (2,5%),
episodio de retención aguda de orina en uno (0,8%),
linforrea que requirió tratamiento con radioterapia en uno (0,8%),
complicación con un hematoma subdural agudo en uno (0,8%),
y en un caso se produjo un síndrome compartimental con múltiples complicaciones posteriores.
La duración media del ingreso fue de 5,9 días (rango 1 – 108 días).
Durante el seguimiento,
en la tomografía computarizada (TC) realizada aproximadamente al mes de implantar la endoprótesis,
se detectaron endofugas en 19 pacientes (16,1%) (Figs.
6-10).
De estos casos,
en 11 se habían realizado TC de control posteriores,
observándose en 7 persistencia de la endofuga,
mientras que en 4 se había resuelto espontáneamente (Figs.
11-12).
De los pacientes que en la TC inicial no habían presentado endofuga,
en los controles posteriores desarrollaron fugas 4 (3,4%) (Figs.
13-14).
En 3 casos (2,5%) se observó asociación de la endofuga a un aumento del tamaño del saco aneurismático (Figs.
15-17).
Uno de ellos requirió la colocación de una extensión ilíaca izquierda.
Por otro lado,
en dos pacientes se produjeron infartos renales segmentarios (Figs.
18-19).
No se observaron desplazamientos de la endoprótesis.
Se desarrolló trombosis de la endoprótesis en 9 pacientes (7,6%).
En 3 casos la trombosis afectó a una de las ramas y se resolvió mediante un by-pass fémoro-femoral (Figs.
20-22).
En 2 casos había una obstrucción ilíaca con repermeabilización distal.
En un caso se formó un trombo mural en la endoprótesis,
manteniéndose la luz permeable (Fig.
23).
En un paciente con endoprótesis aorto uni-ilíaca se produjo trombosis del by-pass fémoro-femoral,
tratada mediante trombectomía.
Se trombosó la endoprótesis y el by-pass en 2 pacientes (Figs.
24-25),
de los cuales en uno se realizó un by-pass áxilo-bifemoral,
que también se trombosó,
falleciendo finalmente el paciente.
De los 5 pacientes (4,2%) que han fallecido durante el seguimiento,
únicamente este caso podría considerarse relacionado con complicaciones de la endoprótesis.