El primer caso de colecistitis enfisematosa fue descrito
por Stoltz en 1901 y radiográficamente en 1931,
por Hegner (1).
Es una enfermedad infrecuente que representa el 1% de todas las colecistitis agudas y que se caracteriza por la presencia de gas en la luz de la vesícula biliar,
pared o tejidos pericolecísticos,
en ausencia de fístulas entre el sistema biliar y el tracto digestivo (1).
Es más frecuente en hombres diabéticos mayores de 60 años (1).
Está causada por microorganismos productores de gas,
sobre todo clostridium,
si bien también pueden aparecer otros como E.
coli,
klebsiella o pseudomonas (1).
La clínica es indistinguible de cualquier otra colecistitis,
dolor en hipocondrio derecho,
fiebre,
náuseas,
vómitos,
signos peritoneales o palpación de masas en el hipocondrio derecho (2).
La enfisematosa tiene peor pronóstico (hasta 25% de mortalidad),
ya que presenta mayor número de complicaciones: perforaciones,
abscesos perivesiculares y colecistitis gangrenosas.
En el 50% de los casos está implicada una litiasis biliar (1).
Muchos factores patogénicos están propuestos en el desarrollo de la colecistitis enfisematosa,
la cual se inicia como una colecistitis aguda,
generando edema que principalmente ocluye el retorno venoso y linfático.
Como consecuencia el edema incrementa eventualmente la oclusión de la arteria cística.
Así la colecistitis enfisematosa es seguida de un proceso isquémico o de gangrena secundaria a la oclusión de la arteria cística y de producción de gas por microorganismos,
los cuales descomponen la glucosa mediante condiciones anaerobias(1).
El diagnóstico no sólo se basa en la clínica,
sino en las técnicas de imagen,
las cuales incluyen radiografía simple de abdomen,
ecografía y TC.
Los estadios de la colecistitis enfisematosa radiográficamente han sido propuestos como:
Estadio 1.
Presenta gas dentro del lumen de la vesícula.
Estadio 2.
Presenta gas dentro de la pared de la vesícula.
Estadio 3.
Presenta gas dentro de los tejidos pericolecísticos.
El ultrasonido puede demostrar reflejos altamente ecogénicos con sombra de un bajo nivel posterior y una “sombra sucia”,
que emana de la pared o el lumen de la vesícula.
El ultrasonido es menos sensible y específico que la radiografía o la TC para la detección de
gas.
Si se sospecha una colecistitis enfisematosa por ultrasonido,
se recomienda radiografía simple de abdomen para confirmar la presencia de gas.
La TC es más sensible y específica para identificar la presencia
de gas dentro del lumen o la pared.
Agentes de contraste orales e intravenosos no son usualmente requeridos,
ya que el aire libre peritoneal y el gas de la vena porta son identificables sin la ayuda de agentes de contraste (1).
La colecistitis enfisematosa es definitivamente tratada con colecistectomía, aunque la colecistectomía percutánea se puede utilizar como procedimiento temporal inicial en los pacientes
críticamente enfermos.
La tasa de mortalidad para los pacientes con forma enfisematosa de colecistitis es del 15%, comparado con una tasa del 4% en caso de colecistitis aguda no enfisematosa (1).