Las lesiones quísticas suelen ser un hallazgo común en la práctica clínica habitual pudiendo encontrarlas en cualquier técnica diagnóstica (ecografía,
TC y RM)
Estas lesiones las podemos clasificar en:
1.
Variantes de la normalidad
Cavum septi pellucidi: El septo pelúcido consiste en dos delgadas láminas de la materia blanca rodeada de materia gris con un espacio intermedio.
La persistencia de este septo tras el nacimiento es el denominado cavum septi pellucidi.
( Fig. 1 )
Cavum vergae: Consiste en la permanencia de la cavidad líquida entre las dos láminas del septo pelúcido que se extiende posteriormente entre los fórnices.
( Fig. 2 )
Cavum veli interpositi: Es una variante anatómica que puede aparecer como un quiste en la región pineal observado en los estudios ecográficos neonatales,
con las venas cerebrales internas discurriendo inferiormente.( Fig. 3 )
Megacisterna magna: Tiene una incidencia del 1%.
Se considera megacisterna magna cuando mide más de 10mm en el plano sagital sin afectación de los hemisferios cerebelosos.
( Fig. 4 )
Malformación de Dandy-Walker: Se trata de una anomalía congénita caracterizada por la triada clásica de hidrocefalia,
ausencia o agenesia de vermis cerebeloso y quiste en fosa posterior comunicado con el cuarto ventrículo.
Secundariamente puede producir hidrocefalia e hipertensión intracraneal.
()
2. Lesiones quísticas del desarrollo
Leucomalacia periventricular: Leucomalacia periventricular consiste en la necrosis de la sustancia blanca con una distribución característica externo a los ventrículos laterales implicando el centro semioval que se presenta en los recién nacidos prematuros de menos de 32 semanas.
En ecografía se visualizan en primer lugar zonas hiperecoicas periventriculares al ser esta región más sensible a la isquemia. El seguimiento ecográfico revela la formación de lesiones quísticas. ( Fig. 8 )
Esquizencefalia: Se caracteriza por la presencia de hendiduras que se extienden a través de todo el hemisferio cerebral,
desde la superficie ependimaria hasta la corteza.
Estas hendiduras se encuentran tapizadas por sustancia gris displásica.
Pueden ser abiertas o cerradas.
Si son abiertas,
el líquido cefalorraquídeo (LCR) llena el trayecto entre el ventrículo y el espacio subaracnoideo de la convexidad.
En caso de ser cerradas,
se aprecia una hendidura en la pared ventricular.
Ventriculomegalia La dilatación de los ventrículos debido a la hidrocefalia puede simular estructuras quísticas.
La imagen ecográfica con transductor lineal puede ser útil en la identificación de la cortical adelgazada presente en la hidrocefalia y ausente en la hidranencefalia.
( Fig. 9 )
3.
Lesiones benignas
Quiste epidermoide: A diferencia de los quistes dermoides,
contiene en su interior tejido cutáneo y epidérmico como pelo.
Una localización frecuente es en el ángulo pontocerebeloso.
La apariencia radiológica es similar a los quistes aracnoides siendo sus características diferenciables de éstos que en FLAIR son ligeramente hiperintensos y restringen en difusión. ( Fig. 10 )
Quiste dermoide: Representan el 0,5% de los tumores intracraneales.
La mayoría son asintomáticos,
solo aparece sintomatología en caso de efecto masa y rotura.
Las localizaciones varían según las publicaciones.
Sus características que lo diferencian del resto es su contenido graso por lo que se observa hipodensa (densidad grasa) en TC.
En RM se visualizan hiperintensas tanto en T1 como en T2 por el contenido graso.
El diagnóstico diferencial se debe realizar con los lipomas intracraneales y el teratoma.
( Fig. 11 )
Quiste neural: Son infrecuentes,
representan el 1% de los quistes intracraneales y pueden aparecer en cualquier localización.
El hallazgo más característico es un quiste que se comporta igual que el LCR.
El diagnóstico diferencial se debe realizar con los quistes aracnoideos y los espacios de Virchow-Robin dilatados.( Fig. 12 )
Dilatación de los espacios de Virchow-Robin: Son estructuras intersticiales llenas de líquido y con revestimiento pial,
que acompañan a las arterias y venas perforantes.
No comunican directamente con el espacio subaracnoideo y son hallazgos incidentales muy frecuentes.
Sus localizaciones habituales son los ganglios de la base inferiores,
entorno a la comisura anterior y alrededor de las arterias lenticuloestriadas.
En RM presentan un comportamiento quístico en todas las secuencias (como el LCR) y no alteran el parénquima adyacente.
No tienen realce ni restricción de la difusión.
El diagnóstico diferencial hay que hacerlo con los infartos lacunares ()
Quiste coloide: Son quistes rellenos de mucina lo que le confiere una característica de imagen típica.
Casi el 100% se encuentran enclavadas en el foramen de Monro.
.
La apariencia radiográfica es patognomónica en TC es una lesión nodular bien definida hiperdensa.
En T1 son hiperintensos y en T2 isointenso al parénquima cerebral.( Fig. 14 )
Quiste aracnoideo: Los quistes aracnoideos son lesiones rellenas de LCR,
por tanto tienes la misma intensidad en RM,
que no se comunican con el espacio ventricular.
La mayoría son supratentorial siendo frecuentes anteriores a los lóbulos temporales y en fosa posterior.
En imagen se observa un quiste bien delimitado extraaxial,
el scalloping del hueso adyacente es un hallazgo frecuente.( Fig. 15 Fig. 16 )
Quiste del plexo coroideo: Se trata de quistes de epitelio de los plexos coroideos.
La mayoría son hallazgos incidentales y asintomáticos.
En imágenes de TC sin contraste se muestran isointensos al LCR y pueden mostrar realce si se administra contraste,
hallazgo que no hay que confundir con lesiones tumorales en dicha localización.
En RM son hiperintensos en T2 y hasta 2/3 restringen la difusión.
( Fig. 17 )
Quiste porencefálico: Son cavidades originadas tras infecciones,
infartos isquémicos o cirugía en el parénquima cerebral con contenido de LCR comportándose de manera similar a este en las distintas secuencias de RM.
( Fig. 18 )
Quiste subependimario: Son raros,
benignos,
más frecuentes en los ventrículos laterales o región yuxtaventricular del lóbulo frontal y temporoparietal.
La mayoría son incidentales,
en caso de sintomatología puede aparecer,
cefalea,
convulsiones o hidrocefalia obstructiva.
La clave diagnóstica es un quiste de contenido de LCR de paredes finas y sin realce.
( Fig. 19 )
Quiste de la comisura anterior: Son quistes neurales que reciben su nombre al aparecer típicamente en esta localización.
La comisura anterior consiste en un tracto de fibras que conecta ambos lóbulos frontales en su parte más basal.
( Fig. 20 )
Quiste de la cisura coroidea: Se trata de lesiones nodulares bien definidas con localización típica en la cisura coroidea (entre la fimbria del hipocampo y el diencéfalo) En RM se comportan de la misma señal que el LCR,
sin restricción ni realce.
( Fig. 21 )
Quiste pineal: Aparecen en un 10% de los casos como un quiste unilocular localizado en la glándula pineal cuya atenuación varía según su contenido.
En T1 se observan hiperintensos mientras que en FLAIR pueden no ser completamente hipointensos.
Tras la administración de contraste pueden mostrar un realce en anillo o nodular.
El diagnóstico diferencial se realiza con el pineocitoma pudiendo ser indistinguible por imagen.
( Fig. 22 )
Quiste de la bolsa de Rathke: Se trata de quistes derivados de los restos embrionarios de la hendidura de Rathke.
El mejor indicio radiológico es un quiste supraselar con un pequeño nódulo intraquístico.
Las características en RM son variables en T1 e hiperintensos en T2.
El diagnóstico diferencial se realiza con lesiones en dicha localización como craneofaringioma.
( Fig. 23 )
Meningocele: El meningocele del ápex petroso es una lesión rara.
Anatomopatológicamente corresponde a una herniación del espacio subaracnoideo desde la porción posterolateral del cavum de Meckel hasta el ápex petroso.
Se trata de lesiones bien delimitadas hipodensas en TC e hiperintesas en T2.
La apariencia radiológica distintiva de esta lesión quística del ápex petroso permite que el radiólogo plantee un diagnóstico con alto grado de certeza ( Fig. 24 )
Higroma quístico: Se trata de una lesión con pared rellena de LCR que aparece secundariamente a un hematoma subdural.
En imagen se comporta con las mismas características que el LCR.
El conocimiento del antecedente previo nos da el diagnóstico.
( Fig. 25 )
4. Lesiones infecciosas
Neurocisticercosis: La mayoría de los quistes por neurocisticercosis se encuentran en el espacio subaracnoideo,
típicamente en las cisternas basales siendo otra localización común en la sustancia blanca periventricular.
Los hallazgos radiológicos varían cronológicamente,
en fase temprana o vesicular se caracteriza por quistes de paredes finas y lisas.
Cuando el quiste degenera y se inicia la respuesta inflamatoria aparece el edema perilesional y realce.
En la fase residual se caracteriza por nódulos calcificados.
( Fig. 26 )
Hidatidosis: La localización más frecuente es el parénquima cerebral irrigado por arteria cerebral media.
Se observa un quiste único,
grande,
bien definido sin realce y densidad similar al LCR pudiendo observar en el TC calcificaciones.
( Fig. 26 )
Abscesos: La clínica de la paciente es especialmente útil para el diagnóstico.
Los abscesos se caracterizan por señal hipointensa en T1 e hiperintensa en T2 y FLAIR con realce periférico en anillo y restricción de la difusión.
Con estos hallazgos radiológicos se establece el diagnóstico diferencial,
en ausencia de clínica infecciosa,
con tumoración primaria.
( Fig. 27 )
5.
Lesiones tumorales
Es común encontrar componente quístico en algunos tipos de tumores cerebrales.
En fosa posterior es frecuente el hemangioblastoma cerebeloso,
astrocitoma pilocítico,
ependimoma y meduloblastoma.
A nivel supratentorial podemos encontrar la degeneración quistica-necrótica en tumores como el meningioma,
glioblastoma multiforme,
metástasis cerebrales,
prolactinoma quístico mientras que otros tumores muestran como característica principal la degeneración quística (neurocitoma central,
craneofaringioma)
Hemangioblastoma: Se trata de un tumor de origen vascular que aparece en pacientes con Síndrome de Von-hippel-lindau.
Típicamente ocurre en pacientes jóvenes en fosa posterior (95%).
En TC y RM se observa una lesión quística con un nódulo mural que realza tras el contraste.
( Fig. 28 )
Astrocitoma pilocítico: Ocurre con mayor frecuencia en pacientes jóvenes y localizados en el troncoencéfalo y cerebelo.
Presenta una fuerte asociación a la neurofibromatosis tipo 1 localizándose en estos casos en nervio óptico.
Radiológicamente en TC se observa un quiste de gran tamaño con un nódulo mural que realza tras el contraste mientras que en RM es iso-hipointenso al parénquima cerebral en T1 e hiperintenso en T2.
( Fig. 29 Fig. 30 )
Neurocitoma central: Un elevado porcentaje de este tipo de tumores se localiza intraventricular la mayor parte en los ventrículos laterales.
La característica principal es las regiones quísticas que presentan,
las cuáles son hipointensas en FLAIR.
La calcificación es frecuente en alrededor de la mitad de los casos.
( Fig. 31 )
Craneofaringioma: Tiene una incidencia bimodal con un pico a los 12 años y otro en adultos de mediana edad.
Su localización típica supraselar y el componente quístico con calcificaciones nos ayudan al diagnóstico.
( Fig. 32 )
Meningioma quístico: Entre un 10-20% de los meningioma sufren una degeneración quística.
El tumor presenta las mismas características radiológicas que el meningioma,
en TC ligeramente hiperdenso con calcificaciones (20%) con realce intenso y homogéneo tras la administración de contraste y cola dural.
En RM la parte quística se comporta hiperintensa en T2.
El diagnóstico diferencial si se encuentran en el ángulo pontocerebeloso se realiza con los schwannomas quísticos. ( Fig. 33 )