Las metástasis hepáticas son la primera causa de tumores malignos en el hígado.
Representan un estado avanzado de la enfermedad neoplásica sistémica (etapa IV) y solo en algunos casos; su tratamiento significa un beneficio en términos de supervivencia.
Los canceres colorectales son los canceres primarios que más frecuentemente originan metástasis al hígado,
vía circulación porto mesentérica.
Este órgano es el primer sitio de recurrencia en el 30% de los pacientes operados de cáncer colorectal.
Las metástasis hepáticas de los canceres colorectales se presentan usualmente como enfermedad localizada,
con uno o múltiples nódulos,
con probabilidades de ser tratados y expectativas de mejorar la sobrevida.
Por otro lado,
las metástasis hepáticas no colorectales raramente se presentan de esta manera.
Fig.
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La resección quirúrgica de la lesión o la hepatectomía parcial es actualmente el único procedimiento potencialmente curativo.
Existe evidencia de que la hepatectomía parcial mejora la sobrevida con respecto a las resecciones en “cuña” o la resección local de la metástasis (la que tiene una proporción más alta de márgenes quirúrgicos positivos).
Fig.
2
A pesar de los avances técnicos y la alta experiencia en resecciones hepáticas de los centros especializados,
aun existen altos índices de morbilidad y mortalidad postoperatoria.
Entre las complicaciones más comunes post hepatectomía encontramos la fiebre,
hemorragia,
fuga biliar,
bilomas,
falla hepática,
derrame pleural e infecciones subfrénicas.
Las fugas biliares son una importante causa de morbilidad y mortalidad.
Usualmente requiere tratamiento,
incluyendo las intervenciones percutáneas,
manejo endoscópico y reoperaciones.
Fig.
3
El tratamiento no quirúrgico es actualmente la primera elección a la hora de elegir el manejo de una fuga biliar postoperatoria en muchos de los casos.
Solo cuando hay otras condiciones esenciales que requieran cirugía o cuando no se puede solucionar el problema con tratamiento percutáneo,
una segunda cirugía será considerada.
Los bilomas muy grandes o sintomáticos se tratan con drenaje percutáneo,
en algunos casos asociados a drenaje biliar para desviar la bilis del sitio lesionado.
El drenaje externo de los bilomas se continúa hasta que el debito a través del drenaje cesa.
Algunos pacientes pueden requerir una colangiografía transhépatica percutánea y drenaje biliar percutáneo o CPRE para identificar el sitio de la fuga biliar con colocación de un drenaje para desviar la bilis en espera del tratamiento definitivo. Fig.
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El objetivo principal de nuestro estudio es analizar las fugas biliares en pacientes sometidos a hepatectomía parcial y la exitosa resolución posterior mediante radiología intervencionista.