Se demostró invasión mandibular en la anatomía patológica en ocho (47%) de los tumores mientras que no presentaban afectación nueve de los tumores.
De los ocho casos con afectación ósea en el estudio histológico,
seis fueron verdaderos positivos (VP) con ambas técnicas (Fig.
1).
De los dos restantes,
uno de los casos fue falso negativo (FN) con TC y VP con RM y el otro fue VP con TC y FN con RM.
De los nueve casos en los que no se demostró afectación mandibular histológica,
siete fueron verdaderos negativos (VN) con ambas técnicas (Fig.
2).
Uno de los casos fue falso positivo (FP) con ambas técnicas y el otro fue VN con RM y FP con TC.
En el caso en el que obtuvimos un FN con TC y VP con RM (Fig.
3) en la anatomía patológica se trató de una infiltración microscópica en un paciente con neoplasia de suelo de boca anterior izquierdo.
Nos parece poco probable que la RM diagnostique adecuadamente esta afectación tan mínima y la TC no identifique erosión cortical.
Se han publicado artículos que describen el artefacto por el desplazamiento químico inducido por la grasa de la médula ósea que altera la hipointensidad de señal cortical mandibular,
este artefacto produce falsos positivos en la valoración de la afectación cortical mandibular en RM en tumores de suelo de boca anterior.
Nos parece probable que el defecto cortical que se identifica en este paciente sea debido al artefacto por desplazamiento químico de la grasa más que a una verdadera alteración.
El caso en el que obtuvimos un VP con TC y un FN con RM (Fig.
4),
se trataba de una neoplasia gingival con afectación cortical en la anatomía patológica que fue detectada mediante TC y no mediante RM.
Según la bibliografía la TC parece tener una mayor sensibilidad para detectar afectación de la cortical mandibular que la RM.
En el caso que obtuvimos un FP mediante ambas técnicas (Fig.
5) se identificaba afectación cortical y medular en TC y RM,
se trataba de un paciente con enfermedad periodontal.
Se han descrito FP que se pueden presentar en pacientes con enfermedad inflamatoria odontogénica,
defecto óseo postextracción y osteoradionecrosis entre otras,
estas alteraciones son más frecuentes en RM que en TC.
En el caso que obtuvimos un VN con RM y FP con TC (Fig.
6) en base a que en la TC se identificaba una sutil erosión cortical sin afectación de la medular, se trataba de un paciente edéntulo,
la valoración de afectación cortical en estos pacientes es difícil ya que se tratan de mandíbulas con alteración de la densidad y la cortical.
En nuestro estudio la sensibilidad de la TC fue del 88%,
con una especificidad del 78%,
un valor predictivo positivo del 78%,
un valor predictivo negativo del 88% y una precisión diagnóstica del 82%.
La sensibilidad de la RM fue del 88%,
con una especificidad del 89%,
un valor predictivo positivo del 88%,
un valor predictivo negativo del 89% y una precisión diagnóstica del 88%.
En el caso de la TC si incluimos únicamente los pacientes que fueron estudiados mediante TCMD (7 pacientes) la precisión diagnóstica aumenta del 82 al 100%,
con cinco VP y dos VN.
Esto concuerda con lo descrito en la bibliografía,
la precisión diagnóstica de la TC es mayor cuando se realiza una adquisición helicoidal utilizando un TCMD,
ya que se obtienen cortes más finos que nos permiten realizar reconstrucciones multiplanares y volumétricas.