Introducción:
La hidrocefalia crónica del adulto (HCA) es un complejo sintomático tratable,
caracterizado por trastornos de la marcha,
demencia progresiva e incontinencia urinaria (triada de Hakim-Adams).
A pesar de que se ha considerado que la presión intracraneal en la HCA es normal,
diversos estudios han mostrado alteraciones que abarcan un amplio espectro,
desde presiones medias normales sin fluctuaciones hasta presiones elevadas con fluctuaciones,
por lo que debe evitarse el término de hidrocefalia a presión normal como en un principio se denominaba.
Etiología:
En cuanto a los mecanismo etiológicos en la HCA,
existen formas idiopáticas y formas secundarias a otros procesos neurológicos (dos tercios de los casos),
tales como hemorragia subaracnoidea (lo más frecuente dentro de este grupo),
traumatismos craneoencefálicos,
meningitis o cirugías intracraneales.
Las formas idiopáticas de la HCA se presentan generalmente en la 6ª-7ª décadas de la vida,
mientras que las secundarias lo hacen a cualquier edad.
Fisiopatología:
En condiciones normales,
durante la sístole,
el volumen cerebral se expande y se produce una onda de presión que comprime tanto las venas corticales como los ventrículos laterales,
lo que secundariamente da lugar a un flujo descendente del líquido cefalorraquídeo (LCR) a través del acueducto de Silvio.
Por el contrario,
durante la diástole,
la disminución del volumen sanguíneo cerebral produce un flujo ascendente de LCR a través del acueducto de Silvio y una dilatación de los ventrículos laterales.
En la HCA,
la onda de pulso se transmite de manera más brusca debido a una disminución de la distensibilidad del parénquima cerebral.
El líquido tiende a acumularse en el sistema ventricular y,
por tanto,
aumenta la velocidad del flujo a través de estos espacios LCR.
Pruebas de imagen:
Las técnicas de imagen de elección en el estudio de esta entidad son la TC y la RM,
cuyos hallazgos radiológicos característicos son:
- Dilatación del sistema ventricular,
desproporcionada con respecto a la prominencia de los surcos (figura 1).
- Aspecto redondeado de las astas frontales de los ventrículos laterales (figura 1).
- Abombamiento del III ventrículo (figura 1).
- Aumento del índice de Evans (figura 2).
- Dilatación de las cisuras de Silvio (figura 3).
- Adelgazamiento del cuerpo calloso,
debido a la presión que sobre él ejercen los ventrículos dilatados (figura 3).
- Aspecto colapsado de los surcos de la convexidad alta (figura 4).
- Acúmulos focales y parcheados de líquido cefalorraquídeo en los surcos (figura 4).
- Hiperintensidades periventriculares en relación a procesos de isquemia crónica (figura 5).
- Vacío de señal en secuencias DP debido a un aumento de la dinámica del LCR y el paso aumentado a través de estructuras estrcheas como el acueducto de Silvio (figura 6).
RM - Cine PC (contraste de fase):
Las secuencias de RM en contraste de fase mediante sincronización cardiaca permiten el estudio de la dinámica del LCR mediante un análisis tanto cualitativo como cuantitativo,
mediante el cálculo de las velocidades y los volúmenes de flujo sistólico,
diastólico y promedio,
así como el volumen de flujo por ciclo,
denominado stroke volume.
El stroke volume o volumen del LCR por latido es el volumen de flujo durante la diástole y durante la sístole medido en microlitros por latido.
Es el volumen promedio del flujo por ciclo independientemente del sentido (figura 7).
En el año 1996,
Bradley W.
et al publicaron un artículo en el que se afirmaba que aquellos pacientes con un stroke volume mayor de 42 microlitros/latido eran pacientes supuestamente buenos respondedores a la colocación de las válvulas de derivación ventrículo-peritoneal (DVP),
mientras que aquellos que presentaban un stroke volume menor de 42 eran considerados como malos respondedores.
Posteriormente se ha comprobado que los valores de stroke volume se modifican a lo largo de la evolución de la enfermedad.
Así pues,
en los primeros meses,
se produce un ascenso progresivo de los valores de este parámetro,
posteriormente alcanzan un valor máximo y finalmente se produce un descenso progresivo,
por lo que se plantea la duda de si el tiempo de evolución influye también en la respuesta al tratamiento quirúrgico,
además de los valores del stroke volume.
Revisión de pacientes:
Revisamos 50 pacientes estudiados en nuestro centro por sospecha de HCA entre Enero 2007 y Febrero 2013.
21 fueron desestimados para cirugía,
3 están en espera quirúrgica y a 26 se realizó DVP. Estos últimos constituyen nuestra muestra.
Valoramos clínica (Mini-Mental State Examination,
test de la marcha y presencia o no de incontinencia urinaria),
tests de punción lumbar y Katzman y estudios de TC y RM mediante índice Evans,
ampliación de cisuras de Silvio,
hiperintensidades periventriculares (clasificadas en grado ausente-leve,
moderado o generalizado),
surcos de la convexidad,
lagos aracnoideos y stroke-volume. Valoramos tiempo transcurrido entre diagnóstico e intervención y correlacionamos la evolución clínica y radiológica tras la cirugía.