La muestra sobre la que se realiza el procedimiento terapéutico está compuesta por 6 pacientes,
4 mujeres y 2 hombres,
con edad media de 51,5 años (34-80) que fueron referidos a nuestra Sección de Radiología Músculoesquelética durante el año 2013.
La historia de dolor estuvo presente durante una media de 18,5 meses (3 y 36 meses).
Dentro de la muestra estudiada tres pacientes refirieron un antecedente traumático,
un antecedente quirúrgico y dos de los pacientes no recordaron ningún antecedente destacable.
La media del dolor medida en escala EVA preprocedimiento fue 8 (IC 95% 6,67-9,32),
con límites entre 6 y 10.
Todos los pacientes experimentaron mejoría inmediata y ninguno indicó un aumento del dolor en el momento inmediato tras la infiltración. La media del dolor en escala EVA postprocedimiento fue de 0,
no pudiendo realizar intervalos de confianza en la misma.
Se reevaluó a los pacientes mediante llamada telefónica a los 3 y 6 meses,
obteniéndose una media a los 3 meses de 3,8 (IC 95% 1,59-6,07) y a los 6 meses de 4,5 (IC 95% 2,77-6,22) ( Table 1 ). En la comparación de medias de muestras relacionadas la p fue en todos los casos significativa ( Table 2 ,
p< 0,05),
si bien el escaso número de pacientes limita sobremanera el análisis estadístico y los resultados hay que tomarlos con cautela,
permitiendo los mismos realizar tan sólo hipótesis al respecto y concluir sólo tendencias en los resultados,
siendo necesarios estudios metodológicamente más robustos para poder realizar inferencias de los datos obtenidos.
De igual forma se les interrogó sobre la reaparición del dolor pélvico perineal. En uno de los casos sólo desapareció el dolor justamente tras la infiltración,
reapareciendo de forma inmediata cuando pasó el efecto del anestésico local. En el resto de los casos la reaparición ocurrió en 3 pacientes a los 55 días de media (15-90 días) y en 2 pacientes no había reaparecido sintomatología dolorosa.
Aprovechando la oportunidad de la entrevista para el control postintervención se evaluó el grado de satisfacción preguntando si se repetirían el procedimiento.
Cinco de los seis pacientes contestaron afirmativamente y el restante se mostraría reacio a una nueva infiltración.
En cuanto al momento de aparición de la mejoría de los síntomas de forma más o menos estable,
hecho atribuible al corticoide de depósito, hubo cierta variabilidad.
Uno de los pacientes no encontró mejoría tras resolverse el efecto del anestésico local.
En otro el efecto lo comenzó a notar a las 3-4 semanas,
mientras que en los otros cuatro la mejoría fue progresiva desde que se pasó el efecto del anestésico local en el momento post infiltración.
Ninguno de los pacientes refirió complicación alguna,
de carácter inmediato ni diferido.