Todos los pacientes consultaron por cefalea persistente de características ortostáticas,
que no mejoraba con tratamiento analgésico convencional,
asociada a nauseas y vómito,
sin ninguna otra sintomatología,
ni signos neurológico al examen físico.
Dos de los pacientes no presentaban antecedentes de importancia.
Uno de los pacientes,
sufrió un traumatismo craneoencefálico severo en la infancia que requirió intervención quirúrgica por múltiples hematomas cerebrales,
a otro se le había realizado punción lumbar diagnostica 2 semanas antes,
pero refería que la cefalea se había iniciado antes de la realización de la punción y el último tenía antecedente de anestesia epidural 3 semanas antes.
De los cinco pacientes,
dos tenían TC craneal normal; en los otros tres se objetivaron,
colecciones subdurales frontales y parietooccipital izquierda (Fig. 1).
En dos pacientes se observó la presencia de borramiento de las cisternas basales,
como signo de herniación transtentorial descendente (Fig. 2).
Los principales hallazgos de RM fueron: un engrosamiento dural difuso en ambas convexidades,
tentorio y la hoz,
que presentaba realce con la administración de contraste IV,
sin apreciar afectación de las leptomeninges (Fig. 3) .
En dos de los pacientes dicho engrosamiento se extendía hasta el conducto espinal.
En uno de los pacientes se identificó una discreta hiperintensidad dural parietal posterior en secuencias T1 que sugirió mínima trasformación hemorrágica en la colección subdural.
Se visualizó ingurgitación venosa dural en uno de ellos (Fig. 4) y en 2 se describió borramiento de las cisternas prepontinas,
con descenso de las amígdalas cerebelosas (Fig. 5).
Se identificó abalonamiento de la glándula hipofisaria solo en uno de los casos.
En la RM de columna de tres pacientes,
se evidenció engrosamiento dural y colecciones epidurales de LCR en la región lumbar ,dorsal y cervical baja (Fig. 6).
En un paciente se observó la presencia de colecciones en espacio retroperitoneal y paraespinal y en otro derrame pleural bilateral,
en ambos casos por probable extravasación de LCR a través de la fistula dural (Fig. 7).
No se identificaron divertículos meníngeos,
ni siringomielia.
Se realizó mielografia TC a 3 pacientes,
encontrando extravasación de contraste a los espacios subdural y epidural como signo indirecto de fistula ( Fig. 8 ),
hallando la localización de la fistula en dos de ellos,
una en región dorsal ( Fig. 9 ) y la otra lumbar.
En los otros dos pacientes no se realizo Mielo TC,
porque se asocio el cuadro a cefalea postpunción lumbar y mejoraron con tratamiento conservador.
De los cinco pacientes,
a tres se les trató con manejo conservador solamente,
con buena respuesta. A los otros dos pacientes que no respondieron al tratamiento médico, se les colocó parche epidural lumbar en niveles L2-L3 y L3-L4 con 5 a 10 cc de sangre autóloga,
presentando mejoría de los síntomas en las primeras 24 horas de tratamiento,
sin ninguna complicación (Fig. 10).
Todos los pacientes cumplían los criterios diagnósticos y tuvieron una buena respuesta a tratamiento ,
excepto uno que reingresó un mes después,
por cefalea y fue necesario colocarle parche epidural ante la sintomatología y comprobar la persistencia de los hallazgos de la RM con engrosamiento dural,
colecciones epidurales espinales y derrame pleural sin cambios.
Se realizaron controles de RM por consulta al mes (Fig. 11) y 3 meses ( Fig. 12) en 3 pacientes,
con persistencia de las colecciones subdurales en menor proporción (Fig. 13) y evidencia de mejoría o resolución del engrosamiento dural.